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Ser Amalia

Entrevista a Graciela Dufau, protagonista de No me pienso morir

Es una actriz de culto con una trayectoria actoral increíble que empezó a los 16 años. Este año aceptó trabajar con una autora y directora joven, y con un elenco también de menor edad y experiencia. “Fue más facil para ellos trabajar conmigo que para mí hacerlo con ellos”, dice para referirse a algunos hábitos como las llegadas tardes a los ensayos.

Graciela Dufau antes de salir a escena

El personaje de Amalia en la obra No me pienso morir la ayudó y la asustó, porque tiene su misma edad y le posibilitó hacer un balance de su vida. Pero no se siente identificada con esta mujer de ficción, que es una persona sin vocación, sin trabajo, sin una urgencia y sin ninguna necesidad de dignidad. Para Graciela el trabajo la identifica: “Ser digno de algo”.

Por momentos, siente que se lleva a Amalia a casa. Durante la función se le escapa y muchas veces le resulta difícil hacerla volver. “Pero si uno está pendiente de eso se vuelve mucho más difícil estar en escena”, dice. A veces se queda hasta las cuatro de la mañana pensando en qué hizo mal o qué debe corregir. Es una mujer muy autocrítica.

Fue dirigida durante mucho tiempo por el director Hugo Urquijo, su marido. “Trabajar con una persona tan cercana es trabajar las 24 horas, constantemente, porque te levantás y haces algún que otro comentario sobre qué podría estar bien y qué podría estar mal en la obra”, cuenta. Muchas veces Urquijo escucha la obra detrás de la puerta del teatro y le da su opinión sobre el guión o si hace mucho enfasis en una palabra.

Jóvenes periodistas y equipo con Graciela Dufau en camarines

Graciela aconseja tener tres o cuatro personas de confianza que te digan críticas realistas y evitar a los que te viven diciendo que todo está perfecto. Ella siempre pregunta qué fue lo que menos les gustó, porque considera que siempre tiene que haber algo para mejorar.

“Tener una mala crítica no te cambia la vida si estás muy segura de tu vocación porque quizá ese día no te sentías bien o no llegaste a alcanzar ese personaje. Igualmente no deja de ser la opinión de una sola persona”, dice.

Un consejo que le daría a los actores jóvenes es que estén muy seguros de que quieren ser actores y no famosos: “Famoso puede ser cualquiera, te desnudás cinco minutos en el Obelisco y ya está”.

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