“Es tan importante el técnico como el artista”

Detrás de escena/ Dirección técnica

Larga trayectoria la de Lito Bara, a cargo de la dirección técnica del Teatro: antes en el San Martín y ahora en el TC-TNA, es el encargado de que cada espectáculo pueda realizarse a la perfección, como estaba planeado por el director artístico.

“¿Ya es la hora?”, dice Lito Bara, mientras camina por uno de los pasillos del Cervantes, al observar la llegada fugaz de los jóvenes periodistas. Ese día, 11 de octubre, cumple nada menos que 60 años. Cada vida siempre debe ser festejada y agradecida y, aún más, en un día en que se celebran seis décadas, con muchos aprendizajes y superaciones de recuerdo. Con solo 13 años, todavía un nene, comienzó a trabajar, sin conocer lo que el destino le depararía. Al principio, incursionó como vendedor de perchas en el tren y también de diarios, pero de a poco encontraría su verdadera profesión: la dirección técnica de obras de teatro.

Amante de la música, disfruta de cada género por igual. Cuando se encuentra en su casa prefiere la clásica, para relajarse y desligarse de la rutina cotidiana. Desde niño su mamá le ha inculcado el gusto por la ópera, quizás para que aprendiera a disfrutar de las pequeñas cosas. Y eso es lo que Lito siempre destaca: la importancia de la humildad. Nunca se le ha ocurrido pensar en dirigir una obra de Broadway, de mayor envergadura a nivel comercial. Está contento por cada vivencia y decisión tomada.

Ahora se desempeña como director técnico del TC-TNA, luego de ocupar un rol similar en el Teatro San Martín, donde aprendió el oficio a partir de la experiencia, de la práctica, a lo largo de 33 años. El 22 de julio de este año asumió en el Cervantes un nuevo desafío: “Me pareció interesante venir acá también por una cuestión de salud. Quiero reducir el estrés laboral, porque constantemente estoy estrenando cosas y necesito descansar. El año pasado me operé, estuve unos meses sin trabajar y eso me hizo cambiar un poco la mentalidad”.

“La dirección técnica maneja el área que corresponde a las luces, los sonidos, el vestuario, la escenografía, el maquillaje, el movimiento escénico del disco giratorio que tiene este teatro, el pistón que sube y baja, el set eléctrico con toda la tecnología de LED”, comenta. También destaca, como novedad actual, la utilización del video, que empezó a tomar mayor preponderancia en los espectáculos a partir de los últimos cuatro o cinco años. “Es una profesión que disfruto mucho. Como si fuese un director de orquesta, estoy en el escenario y desde el momento en que la sala se habilita y se sube el telón, tomo las decisiones para que ese espectáculo salga como estaba planeado”, dice.

Algunas veces debe, en medio de una función, salir al escenario, sin que lo vean los espectadores, por algún desperfecto técnico o de un artefacto. Lito está preparado para enfrentar esas dificultades, ya acostumbrado por su extensa trayectoria no solo en el teatro, sino en una empresa de escenografía que, hace 20 años, armó para producciones privadas.

A cada instante disfruta de la invisibilidad del detrás de escena, apasionado por su trabajo, y jamás le ha interesado la exposición ni el reconocimiento. “Por algo no soy actor. Me da vergüenza ir a saludar al final de la obra. Cuando hay gente, no hago nada, me escondo. Me encanta estar en el detrás de escena y que todo salga bien”, dice.

Para Lito, es imprescindible generar público de teatro, aunque cueste e implique un largo camino: “Si no te lleva alguien, es difícil que por decisión propia vayas. Tenés que formarte especialmente; si no te lo inculcan desde chiquito, no es fácil que salga de uno”.

El detrás de escena es una gran familia para Lito. Considera que existe un equilibrio entre la parte artística y la técnica. Como si fuera una relación simbiótica de mutuo beneficio, no existe uno sin el otro. Nunca vivió un conflicto de intereses entre ambos sectores: “Es tan importante el técnico como el artista. Más allá de que el actor puede hacer todo en un escenario vacío en el que no haya nada, se requiere alguien que le prenda la luz”.