top of page

Un perfil

 

Alejandro Tantanian nació un 23 de mayo de 1966 en el Hospital Alemán de Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Inicia en 1979 sus estudios de actuación en la Universidad Popular de Belgrano. Estudios que amplía y diversifica a partir de la década del ’80 con maestros de la talla de Laura Yusem, Ricardo Monti, Mauricio Kartún, Alicia Scaglia, Norman Briski, Juan Carlos Gené y Augusto Fernándes, entre otros.

Su labor en el medio se inicia como actor a comienzos de la década del 80. Desde entonces, a este rol sabrán sumarse, a lo largo de los años, sus trabajos como autor, director, régisseur (director de escena), cantante, docente, traductor y gestor cultural.

Formó parte del colectivo de autores Caraja-jí y del grupo El Periférico de Objetos - grupo paradigmático del teatro experimental e independiente argentino.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Su trabajo teatral lo ha llevado a participar en numerosos festivales internacionales y lo ha hecho merecedor de diversos premios nacionales.

Es el primer artista del campo teatral argentino seleccionado para la beca Akademie Schloss Solitude, Stuttgart, Alemania. Funda en enero de 2010 junto a Cynthia Edul el Panorama Sur: plataforma de formación e intercambio para artistas con sede en la ciudad de Buenos Aires desempeñándose como director artístico. Proyecto en colaboración con Siemens Arts Program y el Goethe Institut.

Actor, traductor, adaptador, cantante, entre la larga lista de obras escritas y dirigidas, apenas mencionarenos algunas: Un cuento alemán (1997), La escala humana (2000), Los mansos (2005), La libertad (2007), Los sensuales (2008) y Amerika (2009). Convocado por el Nationaltheater Mannheim, Alemania estrena en 2010 una versión de La ópera de tres centavos, de Kurt Weill y Bertolt Brecht: fue la primera vez que un director argentino montaba este clásico popular del siglo XX en un teatro público alemán. Como cantante ha presentado junto con Diego Penelas, Viaje de invierno (2010), De noche (2008), De protesta (2004); y De lágrimas (2002); además de la dirección de Vale todo (Anything goes), de Cole Porter, en el teatro El Nacional.

Por Camila Gonzalez Schubert, Francisco Petit de Meurville, Janice Finardi y Juana Biscardi

Alejandro Tantanián y los Jóvenes Periodistas

La dirección artística

Entrevista a Alejandro Tantanian, director artístico del TC - TNA

En vísperas del inicio de su segundo semestre en la dirección del TC - TNA, Alejandro Tantanian comparte su visión y estrategias para comandar este gran barco teatral.

¿Cuál fue el motivo principal por el cual accedió a ser el Director General y Artístico del TC - TNA?

Fue aceptar el desafío de dirigir un teatro público en la Argentina. Yo siempre soñé con dirigir un teatro y pensar su programación. Además de trabajar como artista y como creador, trabajé mucho en gestión y, de hecho, sigo haciéndolo de manera privada, con un proyecto que se llama Panorama Sur. El TC - TNA presenta una responsabilidad mayor, que siempre es algo atractivo, sobre todo porque soy una persona a la que le interesan los desafíos y suelo pensar en grande. Considero que esa épica es necesaria y está bueno que seamos los artistas los que nos mandemos a hacer eso, porque tenemos un conocimiento del campo muy diferente al que puede tener un gestor, y ni hablar de un político, que tiene otra mirada sobre las cosas.

¿Qué es lo que tiene en cuenta a la hora de definir la programación?

En principio el nivel de excelencia de los artistas. También creo fundamental que una dirección artística tenga una línea editorial clara, porque esa claridad también es la que acompaña a que el espectador sienta atracción hacia ese espacio, que sea fiel al mismo. Querer ampliar y ser demagógico termina licuando las voluntades editoriales del espacio. Estuvimos trabajando seis meses en el texto “Misión”, que se encuentra actualmente en los programas de los espectáculos, donde se presentan los fundamentos que articulan todas las acciones que llevamos adelante.

¿Qué importancia le da a la gestión de públicos?

Me parece una pata muy importante para un teatro, que lo acerca a los espectadores. Nosotros realizamos un trabajo de investigación sobre cómo se veía este teatro y la mayor parte de las personas creían que el teatro estaba cerrado, invisibilizado. Por esta razón, empezamos a trabajar para generar un teatro abierto, vivo y dinámico, que le hable a las personas. El teatro es presente, es algo que sucede hoy, y la institución debe trabajar sobre esa premisa.

¿Qué diferencias encuentra entre el Teatro General San Martín, de la Ciudad de Buenos Aires, y el Cervantes, desde el rol de director y actor?

En este teatro sólo participé en dos espectáculos como actor, antes de ocupar mi cargo actual. En el San Martín tuve mucha más experiencia porque ahí dirigí, trabajé mucho más. No es lo mismo ocupar un teatro por unos meses para ensayar y hacer funciones que dirigirlo, tarea que te posibilita, por ejemplo, vincularte más con los trabajadores del lugar, todos los días. Me parece que este teatro tiene una relación diferente con la comunidad teatral que el San Martín, empezando por cuestiones edilicias. Uno está en la calle Corrientes en un edificio con puertas de vidrio, abierto al público; el otro, en cambio, en una esquina poco luminosa y cubierto de andamios, cosa que genera una distancia afectiva y emocional en cualquier persona. Considero que hay que empezar a "perforar" este edificio, porque al ser un edificio público, tiene que transformarse un lugar a donde la gente quiera venir.

¿Cuáles son los riesgos artísticos que puede asumir un teatro público? ¿Cómo trabaja con ellos?

Lo que tiene de apasionante el trabajo de la creación es que uno no tiene la certeza de que una obra va a ser un éxito o un fracaso. Los riesgos artísticos tienen que ver con pensar determinadas cosas que no sean necesariamente conducentes a un resultado en primera instancia previsible. Creo que los tres proyectos que se están trabajando este año en la sala María Guerrero, la más grande del complejo, son de alto riesgo. Un teatro público es un espacio en donde  creo que hay que trabajar como en una especie de laboratorio de imaginación. En contraposición con el teatro independiente, donde se trabaja con medios muy magros y un alto nivel de explotación, y el teatro comercial, que tiene reglas absolutamente vinculadas al mercado, el teatro público tiene que apostar y poner  dinero para que los artistas hagan lo suyo. Así como un gobierno tiene que apostar en ciencia también tiene que apostar en cultura. Un teatro público tiene la obligación de correr riesgos, tiene que ser el lugar donde un artista pueda equivocarse, experimentar, sin importar el nivel de concurrencia de los espectáculos: lo único que importa es que las personas que vengan sientan que son modificadas por esa experiencia.

Al ser nuestro único teatro nacional, ¿cómo se vincula el Cervantes con el Gobierno actual?

Este teatro tiene la cualidad de que muchos artistas pueden acercarse a él, no  como un lugar de pertenencia partidaria, sino con la certeza de que en este lugar se defiende otra cosa que una línea política. La importancia recae en el talento y el trabajo de un actor, director o escenógrafo, porque entendemos que el teatro público es un teatro de todos, no de un partido político: es el teatro argentino.

“El teatro público tiene la obligación de correr riesgos”

Por Ana Schimelman, Catalina Goldszmidt y Emiliana di Pasquo

Lo que viene en 2018

 

Alejandro Tantanian anunció que La terquedad, la obra estrenada en el pasado marzo, que dura más de tres horas y ya no se encuentra en la cartelera del Teatro Nacional Cervantes (TC-TNA), volverá el próximo año,  a principios de la siguiente temporada.

"La terquedad es la nave insignia de este teatro. Va a volver entre febrero y los primeros días de marzo. La idea es que haga una temporada más corta, no de tres meses como en 2017, sino de uno y medio", expresó el director.

Además, si bien reconoció que no tiene cerrada la programación de 2018, planteó la posibilidad de que los musicales tuvieran su lugar en el TC-TNA: "Es probable, quizás,  que haya un musical el próximo año. Entiendo al teatro a partir de la música, porque es un lenguaje que permite articular otras cosas y que facilita mucho el qué hacer con los tiempos". También manifestó sus ganas de dirigir alguna obra aunque no lo aseguró ni quiso adelantar más información.

Por Facundo Scarlatta, Nayla Shisko y Natasha Arcuschin

Retrato de una forma de ser

Por Cyrene Koch, Micaela Jacubovich, Yago Bentivenga

 

En la tarde del miércoles 27 de junio, las sillas de la sala Trinidad Guevara están dispuestas en forma de círculo. Los jóvenes periodistas se dejan fundir en los asientos mullidos, expectantes a la llegada de Alejandro Tantanian, actual Director General y Artístico del Teatro Cervantes – Teatro Nacional Argentino (TC - TNA). Contra los telones suenan las incógnitas y los nervios. Que los cuadernos, que la pregunta, que la información, es esto, es lo otro, es… ¿Es él? Sí, es él. Tantanian se acomoda con soltura en una de las butacas vacías y sonríe de manera sincera, ojos casi tan expectantes como los que lo reciben.

Entrar en el Teatro Cervantes es como tropezar en un relato fantástico: el terciopelo rojo, las puertas, las escaleras, los candelabros dorados, las baldositas con pequeñas águilas bicéfalas. Entrar en un mundo que tiene además otros mundos, donde se respira amor por la expresión. Un lugar de cuento en el que, con humildad, Tantanian narra de una manera envolvente, franca y sin titubeos sobre qué arco elegir para dar con el conejo blanco. Una forma que se relaciona intrínsecamente a su personalidad dinámica, idealista y con su visión especial y revitalizante.

Con el correr de la entrevista las voces se mezclan, se preguntan y repreguntan, y la confianza se afirma. La sensación mágica, ese gusto de aventura que comenzó con su relato, se mantiene hasta muy pasada su despedida.

En la sala Trinidad Guevara, el director del Teatro Cervantes y los jóvenes periodistas
bottom of page