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Sola frente a Copi

El último estreno del proyecto Copi en el TC - TNA fue El día de una soñadora (y otros momentos), donde Marilú Marini mostró una vez más todo lo que es capaz de hacer sola en un escenario. Cuatro únicas funciones en las que la sala principal María Guerrero se mostró repleta y con localidades agotadas semanas antes del estreno.

Marilú Marini es el nombre que retumbó en la sala antes de que todo comience. Lxs espectadorxs que esperaron algunos minutos el inicio, comenzaron a aplaudir ante la presencia de la actriz argentina residente en Francia. En un abrir y cerrar de ojos, ella ya estaba ahí, entre la gente que aún se encontraba acomodándose en su butaca, dispuesta a subir al prestigioso escenario del Cervantes. Con un inicio disímil y poco tradicional a lo que apreciamos en otras obras, la actriz dio comienzo al espectáculo desde la platea, y las expectativas previas del público empezaron a cobrar vida.

Las luces habituales del TC-TNA aún prendidas, su lenguaje coloquial y la forma en la que se empezó a desarrollar la situación dieron lugar a un ambiente relajado en la platea. Conversar con todxs es la intención de la protagonista de la noche, quien cuenta que el director, el francés Pierre Maillet, le pidió que entretuviera al público. Entre aplausos y ovación, Marilú, ya en el escenario con su vestido negro, peinado estridente y sonrisa espléndida anuncia el inicio. Todo se acomoda y la escenografía está dispuesta para que la actriz interprete los textos de Copi, el cuestionado y conocido escritor, historietista y dramaturgo argentino, que también residió muchos años en Francia hasta su muerte. Un telón, una silla y ella: todo lo necesario ya se encontraba en escena cuando comenzó el monólogo.

Un cambio fuerte desconcertó a lxs espectadorxs: el idioma. Los textos que reúne la obra: El día de una soñadora y Río de la Plata fueron escritos por Copi en francés, y reproducidos por Marilú en idioma original, que a su vez es su lengua amante. Los subtítulos incomodaron a la sala completa y los roles se cambiaron: lxs espectadorxs concurrentes al TC-TNA, ahora eran extranjeros disfrutando un espectáculo en París.

La actriz argentina mostró a lo largo de los 80 minutos de obra, “la otra cara del teatro”: entradas y salidas de escena, un micrófono con inconvenientes técnicos y problemas con su vestuario que se solucionaron en pleno espectáculo y formaron parte del show. Marilú Marini no dejó de demostrar su capacidad de manifestar emociones desde su enérgico personaje y buscó desde la actuación conquistar la mirada y atención de la sala más allá de los textos.


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