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SALA TOMADA

Un espacio para Edipo

Actualizado: 24 jun 2019


Amigo de Alberto Ure y Cristina Banegas, el arquitecto y pintor Juan José Cambre es el escenógrafo de Edipo Rey. En la nota nos cuenta cómo pensó el espacio en esta puesta y las insondables razones por las que trabajó con directores de teatro aunque no se sienta parte de ese mundo.

Por Carolina Micale y Sofía Leibovich





Del otro lado de la puerta aparece Juan José Cambre con la ropa salpicada de pintura. Se disculpa por su apariencia y explica que estaba trabajando en el taller. Habla de su “hobby escenográfico” y se ríe. Después dice: “Soy arquitecto y pintor, no soy persona de teatro”. Sube las escaleras hasta el living de su casa, un PH ubicado en Palermo, con pisos de madera y balcones antiguos. Las paredes son blancas y están llenas de cuadros, varios de su autoría. Hay adornos, como un simpático caniche de cerámica, y se ven estantes con cds por todos lados. Suena música clásica de fondo aunque no está claro desde dónde viene. Cuando le preguntamos cómo fue hacer la escenografía de Edipo rey, obra en cartelera en el TNA-TC, Cambre responde, fiel a su estilo, con vueltas, yendo y viniendo en el tiempo, interrumpiéndose con anécdotas.

Cambre es, como él mismo se define, arquitecto, pintor y colorista. Nació en 1948 en Buenos Aires, estudió pintura con Luis Felipe Noé y realizó su primera exposición en 1976. Fue reconocido con varias distinciones, como el primer Premio Amalia Lacroze de Fortabat, en 1993, y el Premio Trabucco en 2005. Expuso sus obras en galerías y museos de varios países, incluidos Brasil, México, Estados Unidos, España y Francia.

Sobre sus comienzos en teatro, Cambre relata: “Soy amigo de Cristina Banegas, hice la escenografía de una obra que hizo con Alberto Ure en el ‘86, Puesta en claro, en el sótano del Payró”. Cuenta que trabajó en Antígona, El padre y La familia argentina, también con Banegas y Ure. Además, menciona que fue escenógrafo en El Barbero de Sevilla, Molly Bloom y Madame Butterfly. En el medio habla sobre proyectos fallidos, peleas tras bambalinas, desacuerdos y reconciliaciones. “Tengo muchos problemas con la gente de teatro”, dice entre risas. A pesar de todo, su amistad con Banegas se mantuvo firme a lo largo del tiempo. Explica que se reunieron por primera vez hace dos años para discutir el proyecto, junto con Greta Ure –la vestuarista–, Carmen Baliero –la pianista en escena– y Jorge Pastorino.



“Tuve la ventaja de elegir al iluminador, que es Pastorino”, cuenta Cambre. “A mí particularmente me parece que hizo un excelente trabajo, con mucha valoración de la sombra”. Sin embargo, admite que no fue un proceso fácil: hubo varios cambios sobre la marcha, muchas ideas descartadas. Al final, se decidió por las proyecciones frontales que realizó específicamente para Edipo rey. Muestra 31 cuadros de los cuales quedaron 21. Dice que usó colores sucios, que el único puro es el rojo, que aparece en el momento más álgido de la historia.

Cambre es escenógrafo de una obra que, en su origen, no tenía escenografía: “El teatro griego tenía un pórtico, que era el lugar adonde los actores se escondían, salían, entraban y daba fondo a la situación. Y la plataforma, que era fija. Como la escenografía no existía, pasé a tener mucha importancia en el proyecto, justamente por esa ‘cosa’ contradictoria. Además, con Cristina trabajamos codo a codo”. Para la plataforma giratoria, dice que se inspiró en La Terquedad, la obra de Rafael Spregelburd, por cómo se movía el escenario. “Decidí que la plataforma fuera pentagonal porque es la forma perfecta, es el esquema que está en toda la naturaleza”, indica el pintor. Por otro lado, muestra fotografías de esculturas realizadas por Lygia Clark, una artista brasileña que trabaja la chapa a partir de la circularidad y de esa manera genera movimiento. “Mi idea era hacer hacer ‘un Ligya Clark’ en el plato giratorio”, cuenta mientras desliza las imágenes en su computadora.



“Tuvimos problemas con el vestuario. Quería romper un poco con eso del amarillo”, dice refiriéndose a la supuesta maldición que trae este color si se usa sobre las tablas. Este relato se suma a la lista de discusiones que terminan en anécdotas cómicas. Y aclara: “Greta trabaja realmente muy bien. La conozco desde que era así –señala no más de un metro entre su mano y el piso del living–, es amiga de mi hija”.

Respecto al resultado final de la puesta, Cambre dice: “Hasta tres semanas antes del estreno no ves cómo va a ser la obra. Un escenógrafo que trabaja permanentemente como escenógrafo ya tiene esa herramienta. Yo no la tenía. Para mí fue una sorpresa positiva”. Unas horas después, pasa a su taller, a unos metros del living. Tiene techos altos, ventanales amplios que iluminan todo el espacio, está plagado de lienzos, pinturas, papeles y muestras. Cuenta que está trabajando en un proyecto basado en el esquema de colores que diseñó para Edipo rey.

Sobre en qué obras le gustaría trabajar en un futuro, responde: “Ionesco. Beckett también”. Hace una pausa y piensa. “No soy persona de teatro”, dice una vez más, mientras sonríe.

Agradecemos a los realizadores Mauro Savarino, Juan Pablo Villasante y realizadora Giulia Foschia Maquestiau, del taller de escenografía del teatro, por compartir con nosotras su relato acerca del proceso de trabajo con Juan José.

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