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SALA TOMADA

De tradiciones y diversidad

Actualizado: 9 sept 2019

Como curador del Ciclo de Música Contemporánea del TNA – TC, el principal interés de Sebastián Tellado es romper los nichos especializados y derribar los prejuicios del arte elitista para ampliar los públicos al disfrute de propuestas musicales diversas.

Por Franco Lapalma y Laura Gómez

“Un concierto exitoso no se mide por la cantidad de entradas vendidas sino en función de la gente que se quedó hasta el final”, advierte Sebastián Tellado, curador del Ciclo de Música Contemporánea en el TNA – TC desde 2017. Empezó a estudiar música a los 21, después de haber cursado dos años de Medicina. Cuando ingresó al Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla sentía que había perdido demasiado tiempo, por lo que decidió sumergirse en los programas de estudio y rendir varias materias libres. Fue así como logró terminar en seis años una carrera planteada para diez. A los 25 entró en la Orquesta Sinfónica Nacional como segunda flauta, donde permaneció por una década, y reconoce a la pianista Haydée Schvartz como una de sus maestras más significativas. “Ella me enseñó a pensar en música y no simplemente como flautista”, destaca.

Uno de sus principales desafíos como intérprete es conciliar dos términos que parecen estar en tensión permanente: renovación y tradición. “No está mal tocar música de Bach o Beethoven, todo lo contrario. Pero es 2019, ¿cómo los entendemos hoy? ¿tocando cuatro veces lo mismo? No es necesario repetir por más que esté escrito en la partitura. En esa época eran prácticas habituales, pero hoy no aguantamos tantas repeticiones. No hay paciencia; la gente está en el teatro y cada dos minutos mira su celular a ver si alguien escribió en Facebook. No existe el mismo nivel de compromiso con lo que pasa en el escenario, entonces hay que repensar cómo traer esa música a nuestros días. Creo que está bien volver al pasado… el tema es cómo. Hay corrientes de la música contemporánea que tienen cierto enojo con la tradición. Pero es necesario convivir con eso e interpelarnos todo el tiempo”, declara.


¿Cuáles son tus principales criterios como curador a la hora de pensar la programación de este ciclo?

Como curador el criterio que tomo cada año es pensar en propuestas bien distintas, contrastantes, diversas. Y también trato de abarcar lo que pasa en el resto del país con los recursos disponibles, para que no se convierta en un ciclo restringido a la Ciudad de Buenos Aires donde circulamos siempre los mismos. Este es un teatro del Estado y tiene una función pública. Por eso me parece que con este ciclo tiene que suceder algo similar a lo que ocurre con la temporada de teatro: tiene que haber de todo. En el primer concierto, por ejemplo, hubo música tonal, una obra de Marcelo Delgado y tres piezas de Marta Lambertini que es una compositora que trabajó no sobre ruidos o instrumentos no convencionales sino sobre el sonido en tanto objeto bello. Esta es la diversidad que existe en el panorama musical actual.


¿Cómo describirías ese panorama?

Si hay algo hermoso que caracteriza a nuestra época y a la música contemporánea es la diversidad; por eso me especialicé en este campo. Se puede convivir con el tango, la ópera, se puede teatralizar una obra sinfónica, puede ser tonal, no tonal, con ruido, electrónica o videos. Nuestra época nos permite disponer de cualquier cosa que suene o no, tanto como el silencio.



Muchas veces la música contemporánea carga con el estigma de ser un “lenguaje para pocos”. ¿Cómo te llevás con eso?

Estoy totalmente en contra de la categoría de “nicho” o esta idea de microambiente de la música llamada contemporánea. Lo mismo sucede con la música antigua o el jazz, que a veces funcionan como pequeños compartimentos estancos. Además, estamos hablando de un teatro público, por lo que no tienen que ser conciertos para amigos o para miembros del microambiente de la música contemporánea, sino un espacio para acercar esas estéticas a un público más amplio. Por eso las obras, los artistas y los lenguajes que se proponen son radicalmente distintos. Si de 70 personas que ingresan a la sala yo conozco sólo a 4, es una buena señal. El público que asistió al último concierto de Suono Mobile Argentina estaba integrado esencialmente por músicos, pero en el resto de las presentaciones asistieron muchas personas que no eran colegas sino público común que pagó una entrada para ver el concierto.

A la hora de hablar de los grandes referentes argentinos, Tellado menciona a figuras de la talla de Marta o de Hilda Dianda. . “Más allá de la visibilización del rol de la mujer creadora, Marta fue una de las pioneras de la música contemporánea y desde un principio logró expresarse en un mundo dominado por compositores hombres. Fue alguien que desde la gestión y la creación se posicionó como una de las figuras representativas de la escena argentina. Fue una artista que cambió la manera de escribir y pensar la ópera, ahí radica la importancia de programar y estudiar su música”, subraya.

Sin embargo, Lambertini murió en marzo de este año dejando incompleta una versión propia de Hansel y Gretel donde los que se pierden son los padres y lo que dejan en el camino no son migas de pan sino fonemas. “Esa obra fue pensada para ser presentada en algún futuro en la sala grande del Teatro Colón, pero sabemos que eso es muy difícil porque las estructuras son arcaicas: ninguna mujer llega a la sala grande... Todavía estamos lidiando con esas estructuras prehistóricas”, declara Tellado. En ese sentido, la programación del TNA – TC se caracteriza por su amplitud y permite la inclusión de propuestas con estéticas bien diversas. La acción de cierre del año pasado, por ejemplo, fue La pieza de Franz, una obra de teatro musical escrita en 1973 y exhumada por Margarita Fernández : según el curador, se trató de un acontecimiento muy significativo, ya que por primera vez la música se convirtió en la protagonista absoluta de un espectáculo en la sala María Guerrero, con localidades agotadas.


En esta temporada del TNA-TC la música tuvo un lugar destacado: Carmen Baliero con Edipo rey, Guillermina Etkin en Un domingo en familia y Florencia Sgandurra con Tadeys. ¿Cómo pensás el vínculo entre música y teatro?

Durante mucho tiempo la música se limitó a acompañar y servir al texto, pero eso cambió a partir del siglo XIX, de la mano del romanticismo y su efervescencia por unir las distintas artes. Muchos compositores actuales entienden el valor que tiene la música, ya sea original o preexistente. Es una decisión conjunta entre el autor del texto y el compositor de la música en función de lo que demande cada propuesta.


En otra entrevista Carmen Baliero señalaba el escaso entrenamiento musical que tienen los actores. ¿Considerás que el entrenamiento actoral debería tener en cuenta ciertos procedimientos musicales y que los músicos, a su vez, podrían capitalizar ciertos recursos de la actuación?

Me interesa la reflexión de Carmen porque tiene que ver con los modos de pensar el teatro hablado desde otro lugar. Creo que del lado de los actores faltaría un estudio musical más amplio; y en el caso de los músicos nos faltaría un trabajo escénico mucho mayor. Esto no está contemplado en los programas de estudio de artes dramáticas o de música. Es algo para pensar a futuro.

Con el propósito de ampliar la mirada sobre el vínculo entre música y teatro, Tellado trae a la charla la figura de Mauricio Kagel, un compositor argentino que estuvo radicado en Alemania desde 1957 hasta su muerte. “Acá no se lo conoce tanto como en Europa, pero llegó a ser un músico de primera línea y muy prestigioso, el renovador del llamado nuevo teatro instrumental. Volvió al país en 2006 por un encargo del Teatro Colón. Nunca antes había vuelto: de alguna manera se lo dejó ir y no se capitalizó su obra. Fue un pionero a la hora de vincular el teatro instrumental a aquellos ritos de los músicos que muchas veces no son considerados como parte de la praxis musical y sin embargo, son muy teatrales: entrar al escenario, ubicarse en una silla, acomodar el instrumento, chequear las partituras. Para Kagel, todo eso es teatral. Un intérprete tradicional tiene la idea de que todavía no empezó su performance cuando se prepara; no piensa que ya lo están viendo o filmando. Kagel entendió esto en los años 60. Ese fue su gran hallazgo: organizar todos los elementos no musicales –la escena, las luces, los objetos que hay en el escenario, la postura frente al instrumento– desde una sintaxis musical hecha por un compositor”, explica.

Junto con el guitarrista Manuel Moreno, colega con quien compartió su paso por el Manuel de Falla y el pasaje de estudiante a docente, Sebastián creó el dúo Eterno Retorno. También integra el Ensamble Tropi, que define como su proyecto musical más importante. La agrupación nació en 2008 con el propósito de divulgar la música de cámara de los siglos XX y XXI, a partir de un repertorio sumamente versátil que abarca compositores internacionales, argentinos y latinoamericanos. El Ciclo de Música Contemporánea del TNA-TC curado por Tellado constituye uno de los espacios claves en donde se dirimen las históricas disputas entre renovación y tradición.



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