Actriz, docente y gestora cultural, la sanjuanina Andrea Terranova respondió las preguntas de Barullo Federal sobre su historia como artista y ahora como funcionaria en la región de Nuevo Cuyo del INT.
Por Mariano Bustos
y Rocío Sugint
A pesar de que por su sangre corre ADN de artista -padre actor y abuelo pintor-, la verdadera vocación de Andrea Terranova se despertó a los quince años cuando se incorporó a la Cooperativa Teatro de Arte, en la provincia de San Juan. Ese fue el aliciente que más tarde la llevaría a estudiar Actuación en Mendoza y, luego, Danza contemporánea. Después de varias experiencias sobre las tablas, dedica su vida a ser docente en la Universidad Nacional de San Juan y a la gestión cultural: es la representante de la delegación San Juan y de la región Nuevo Cuyo del Instituto Nacional del Teatro (INT).
-¿Cuáles eran tus aspiraciones cuando eras adolesente? ¿Con qué soñabas? -Con ir a Buenos Aires a estudiar y actuar, quizás en calle Corrientes, en cine, en el under o en teatro independiente. Pero después mi rumbo fue cambiando. El sendero de la formación académica fue abriendo otras puertas. Tuve la posibilidad de continuar mi formación pero decidí abrir la puerta de la gestión. Siempre me interesó la parte de la gestión de espacios y salas.
-¿Cómo fueron tus inicios en la gestión pública? -Estuve viviendo un año en Colombia. Daba clases en la Universidad de Caldas, en Manizales. Pero volví porque no me gustó la ciudad ni la parte humana. Colombia es muy violenta. Es difícil adaptarse a la realidad sociopolítica. Ni bien regresé, empecé a trabajar en la municipalidad de la Ciudad de San Juan. Presenté un proyecto para gestionar el Cine Teatro Municipal, un espacio emblemático y abandonado en ese entonces. Al poco tiempo, se creó el cargo de la dirección del teatro y asumí como tal. Ya como directora pude conseguir ingresos por parte del INT y otras fundaciones. Ampliamos el escenario, compramos más luminaria y digitalizamos la sala. También, en el segundo piso de butacas, armamos una sala aparte, un espacio joven con 180 localidades. Generamos un multiespacio. Reactivamos ese lugar que tenía la parte de teatro muy pelada.
-¿Cambió tu manera de ver las cosas desde que sos funcionaria?
-Seguramente cambió. No recuerdo la que tenía antes (ríe). No era muy consciente. Llegué de Colombia sin trabajo, sin proyecto artístico ni grupo para ensayar. Ahí apareció la gestión y seguí ese camino. La cuestión de ser funcionaria se llevó puesta a la artista, a la actriz, a la directora, a la bailarina, porque los tiempos de lo público son absolutos, de dedicación exclusiva. Encontré una responsabilidad muy grande por lo público. No está lo personal en el ejercicio de la gestión. Por lo tanto, se corre mucho de lugar la Andrea artista.
-¿Cómo está la situación del teatro en Cuyo y San Juan?
-A nivel Cuyo, hubo un cambio total. San Luis está sexta en las convocatorias nacionales y eso antes era impensado. Uno a veces piensa “¿dónde estuvieron esos artistas todo este tiempo?”. San Juan también está repuntando. Mendoza tuvo siempre una actividad autónoma respecto del INT. Es decir, con INT o sin INT, Mendoza es activa teatralmente. Las otras ciudades dependen más del incentivo del INT para participar y gestionar. La pandemia nos ha venido a reflejar que las artes y la cultura siguen siendo derechos universales que tienen que estar garantizados. No subsidiados en su totalidad, pero sí acompañados. Porque si los abandonas, se caen. No responden a la lógica de industrias culturales creativas.
-¿Y en San Juan? En verano hubo mucha propuesta teatral
-Las salas están abiertas. Hay teatro. El protocolo se autorizó con un 30 %, aunque el DNU habilita el 50 %. Por lo tanto, estamos peleando para que se cumpla. También, desde el INT se está intentando reactivar grupos. Hemos tenido mucha participación en las últimas convocatorias, por ejemplo, en las actividades performáticas y en becas de creación. Por otro lado, hemos lanzado los proyectos de formación que tienen que ver con dirección, actuación, estética, infancia, género, laboratorios de creación y otras convocatorias que apuntan a aprovechar el tiempo “frenado”, para que el teatro que venga sea de calidad sin haber perdido instancias de investigación. Y hubo mucha actividad en el marco del Verano Cultural, un proyecto que surgió a raíz del Acuerdo San Juan. Hubo una convocatoria laboral específica para el sector y mucha reposición de obras. Eso demuestra que si hay un acompañamiento del Estado, hay una actividad que va a responder.
-¿Qué significa para San Juan que se haya reabierto una carrera de teatro?
-Es muy importante porque fue una demanda genuina de la comunidad, que se aglutinó en asamblea para pedir la reapertura de la carrera. Además, genera muchísima demanda de profesores de teatro con título. Entonces la posibilidad de estudiar, de tener tu título te asegura trabajo estable ni bien termines la carrera. Por supuesto, al ser una carrera nueva, hay muchas cuestiones que atender y modificar.
-Generalmente, los puestos de alto rango están comandados por varones ¿Cómo te llevás con eso?
-Es cierto que en los espacios que estuve siempre había un varón al que había que pedirle autorización para hacer las cosas. Los cargos de alto rango siempre están ocupados por varones y son ellos quienes terminan definiendo. Las mujeres manejamos lógicas más horizontales y además el feminismo lleva como bandera esa manera de tomar decisiones. Esto no quiere decir que no haya mujeres que ocupen puestos y que no repliquen prácticas patriarcales, porque todas somos parte de ese sistema. Es muy difícil deconstruir eso y más si no lo militás. En la región es un peso muy fuerte y estamos todo el tiempo tratando de establecer lógicas feministas para la toma de decisiones. La igualdad de género y el respeto por la diversidad es transversal a las políticas públicas que diseñamos desde la región y las provincias. Como sociedad, estamos en proceso de cambio y el INT, también.
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