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ALAN CABRAL

Un artesano de las palabras

Por Valentina Ayen

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Es espontáneo y gesticula teatralmente para expresarse porque las palabras le brotan del cuerpo. Tiene 26 años y es de Lanús, al sur del conurbano bonaerense. Ahí es donde vive, pero su verdadero refugio es su biblioteca plagada de libros e historietas. Estudia Letras en la Universidad de Lomas de Zamora y está en el tramo final de la carrera. El teatro lo atraviesa y lo llena de interrogantes que tiene ganas de compartir con otrxs. 

Alan es ecléctico tanto para leer como para escribir: le gusta la poesía, la dramaturgia, la narrativa, el ensayo y la escritura académica. Un todoterreno literario. A los 17 años empezó un taller de dramaturgia y ya nunca paró. Su obra Los que aúllan son lobos se puede ver en el Cervantes Online. 

Como profesor de lengua, dramaturgo, asistente de dirección y actor, indaga permanentemente en nuevos lenguajes. Más allá de los géneros y los formatos, es un artesano de las palabras porque las reinventa y multiplica sus posibilidades de expresión. El entusiasmo lo mantiene inquieto pero no preocupado, con ganas de generar proyectos y emprender nuevas búsquedas. Jóvenes Periodistas es una de ellas, así que Alan se prepara para seguir jugando y construyendo nuevos mundos con sus palabras y las de sus compañerxs.

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Alejandro Galeano

Musicalmente inspirado

Por Sofía López López

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Disfruta de leer ciencia ficción y coleccionar discos de vinilo. Uno de los tantos que tiene es Artaud (1973), de Luis Alberto Spinetta, además de tener su habitación decorada con cuadros de diferentes bandas musicales.

La conexión con la música fue lo que inspiró a Alejandro Galeano de 26 años a estudiar Gestión .cultural en su ciudad Resistencia, Chaco. Con la carrera comenzó a interesarse por el teatro, el cine y la literatura: sus perspectivas se ampliaron más allá de su ciudad y provincia.

A través del museo de Medios, pudo conocer la existencia del taller de Jóvenes Periodistas, al cual ve como una excelente oportunidad. Celebra que esté conformado por un grupo diverso y espera poder aprender entre todos, deseando que sea una experiencia enriquecedora para poder aportar lo mejor de sí mismo y recibir lo mejor de sus compañeros.

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angeles herrera

Con sus sueños en una sonrisa

Por Sebastián Fraternali

 

Todo el mundo me conoce por Angy, con y." Rebautizada así por una prima, esta joven estudiante de Comunicación Social, de 19 años, es oriunda de Versalles (CABA), pero actualmente reside en Ramos Mejía. Realiza trabajos como "community manager" para las redes de un restaurante cercano a su casa y pone la voz a publicidades de una agencia chilena. Por si fuera poco, también es tiktoker, lo que le ha facilitado no sólo conseguir seguidores en Instagram, sino impulsarse como una suerte de "influencer" en desarrollo, a través de publicitar productos y obtener canjes.

Egresada del Instituto San Miguel, en esa institución Ángeles “Angy” Herrera se dio cuenta que lo que quería en la vida era ser periodista. Acudió a la Universidad de La Matanza para realizar un curso de orientación vocacional que, afortunadamente, acertó en sus intereses: tiene aptitudes para ser psicóloga, traductora y su actual formación profesional, el periodismo.

A pesar de los miedos fundados en torno a la profesión, como la "necesidad de contactos" o lo "difícil de llegar a la tele, los echa por la borda con un contundente "lo tengo que intentar, el que no intenta no gana". Con su carisma, transparencia y gran simpatía, Angy is in da house… y llegó para quedarse.

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candela rodriguez

Muchacha ojos de papel

Por Rocío Vélez

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Apasionada lectora y estudiante entusiasta, Candela, con sus 20 años vive en Los Polvorines, ciudad ubicada al oeste del conurbano, donde se encuentra la Universidad Nacional de General Sarmiento en la cual cursa el tercer año de la carrera de Comunicación.

Su formación no consiste sólo en su carrera, sino que la amplía enérgicamente mediante talleres y actividades, donde se incluyen: la escritura periodística, la creativa y la producción artística en radio. Además, tiene una amplia base de idiomas que comienza con el inglés, un poco de alemán y, desde hace poco, también el portugués, que estudia en la universidad.

Además de su formación continua, Candela disfruta de lugares y pasatiempos afines a las letras, la biblioteca es su lugar favorito en el mundo, ya que los libros “la transportan a otras realidades”: así fusiona dos de sus pasiones, leer y viajar. Seguramente podríamos encontrárnosla cualquier día con un café, leyendo ensimismada a Stephen King o Edgar Allan Poe (sus autores favoritos) o algún libro de Pierre Bourdieu o Erving Goffman, acompañada por sus amados gatos “Lolo” y “Charly”.

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FLORENCIA RICARDI

Flor de batalla 

Por Rocío Sugint

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La vocación docente florece como su nombre por lo mucho que disfruta el trabajo docente. El esfuerzo por inculcar a los alumnes el interés por la literatura a través de diversos lenguajes da cuenta de su compromiso con la enseñanza.

Desde el barrio porteño de Villa Urquiza, Florencia Ricardi de 24 años, está próxima a terminar el profesorado de Lengua y Literatura en el instituto Joaquín V.  González. 

Cultivar el cuerpo es tan importante como cultivar la mente y ella lo sabe. Practica yoga y muay thai, por lo que está más que lista no sólo para dar batalla en el terreno de la educación.

La escritura encuentra su lugar en el día a día de Flor de manera creativa y académica, como también lo hacen el cine y el teatro, que se han convertido en aliados a la hora de impartir conocimiento.

Ávida formadora en constante formación, se emociona frente a cada oportunidad de extender sus horizontes de cara a la cultura y al periodismo. La claridad y seguridad al hablar la muestran determinada a la espera de nuevos desafíos.

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guadalupe
zaballo dapuez

Las palabras importan

Por Ornella Aguilar Merlino

 

Letras, curiosidad y letras, otra vez, son las palabras que aparecen al escuchar a Guadalupe Zaballo Dapuez que, mientras habla, invita por un rato a su Córdoba natal.

Estudiante de Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba, es amiga de la

vida universitaria y firme visitante de bibliotecas y cafés de la ciudad. Espacios donde puede leer y, también, darle lugar a una buena merienda: casi una necesidad básica para una amante comprometida de los alfajores en todas sus versiones. Y si de literatura se trata, para ella no hay límites. Poesía, cuentos, relatos breves y novelas. No importa la forma, nada se le escapa si puede volverse ficción.

Una "todóloga" de la vida y de las letras. Su deseo es conocer muchas cosas y aprehender muchos mundos. Así, se mueve por aquellos que incluyen música, cine, teatro, viajes recurrentes, y todos aquellos universos que estén aún por descubrirse y compartirse. No hay rincón que quede afuera.

Guadalupe mira y habita el mundo, incansable y atenta. Ella lo quiere conocer. Hacer un aprendizaje situado que atraviese su escritura. Donde la reflexión, esa que sabe desarmar las construcciones de nosotros mismxs y la de otrxs, sea rasgo esencial. Para ella, la vida es escribiendo y, también, leyendo. Siempre en comunidad. Guadalupe, lo sabe, las palabras son importantes.

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lucia esteban

Una vida entre el oeste, la escritura y el teatro

Por Mariano Bustos

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Cualquier día de la semana es perfecto en la vida de Lucia Esteban si hay sanguchitos de miga para comer. Triples o simples, cuadrados o en triángulos, fríos o tostados, nuestra compañera es una gran fanática de estos bocadillos.

Lucía tiene 25 años y es de la Ciudad de Buenos Aires. Desde niña, vive en la calle que divide –literalmente- los barrios porteños de Liniers y Mataderos. No obstante, al estar tan cerca de la Av. General Paz, su vida transcurrió entre Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Por lo tanto, Lucia se identifica más con la zona oeste en general. 

Las plantas son sus grandes compañeras en la vida. Le gusta criar cactus y suculentas especialmente. Otrxs compañerxs de ruta son sus amigxs, con quienes disfruta de ir al cine o a conciertos de rock.

Ama viajar. Muy inquieta y observadora, busca perderse en ciudades para conocer lugares recónditos y dejarse sorprender. Es aventurera, le gusta conocer gente y palpar la cultura de los distintos lugares que visita.

Docente de español para extranjeros, todo lo que esté relacionado con el aprendizaje y enseñanza de idiomas es para ella algo profundamente hermoso. Una gran afición de Lucia es la poesía. Disfruta profundamente escribir textos poéticos y pasar horas de su día leyendo poemas. Hace algunos años, se sumergió en el mundo del teatro, como una forma de complemento entre la poesía y las artes escénicas. Desde entonces, hacer y ver teatro se convirtió en otras de sus pasiones.

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Malena Tufró Reutemann

La vida a flor de piel 

Por Lucía Esteban 

 

Malena Tufró Reutemann tiene 18 años y es de Frías, Santiago del Estero, un lugar donde pega mucho el sol y por donde le encanta andar en bicicleta. 

Estudia la carrera de Comunicación Social en la UBA, le gusta cocinar y hacer yoga. Malena, como la del tango, “en cada verso pone su corazón”, si es que podemos pensar cada verso como cada cosa que hace. Y esas cosas son muchas: baila, canta, toca la guitarra y el contrabajo, saca fotos, crea cortometrajes, lee y también escribe para liberarse. El arte la atraviesa desde chica y siente una conexión especial con el teatro desde que tuvo la oportunidad de tomar clases de actuación en la escuela. Pero no solo se ocupa de cultivar su relación con el arte, también tiene un gran amor y respeto por la tierra. Es una persona que se toma en serio la causa medioambiental, está convencida de que es una lucha que todos tenemos que dar de forma colectiva. 

A Malena le gustan muchas cosas pero, sobre todo, relacionar y conectar conocimientos: eso se nota en la forma de expresarse. Es que no enumera simplemente actividades o pasatiempos, ella encuentra un lazo entre cada una de sus pasiones, sabe cómo contarlas, cómo deslizarse entre ellas y disfruta del hacer ramificar sus raíces. El amor que transmite por todo lo que hace funciona como el hilo conductor para dejarnos ser parte, por un rato, de su vida. 

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ORNELLA AGUILAR

Una artista en constante movimiento 

Por Guadalupe Zaballo Dapuez 

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Con solo mirarla uno puede darse cuenta que Ornella Aguilar Merlino destila seguridad e interés. Nació en Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos aires, pero migró a CABA para estudiar Artes Combinadas en la UBA. Tiene 25 años y muchas pasiones que se complementan con la carrera que está por terminar: el cine, el baile, el teatro y la música. Estos dos últimos tienen un lugar especial, la atraviesan y la transforman, hace poco comenzó canto en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Adora las situaciones que se generan después de las funciones. Para Ornella, el diálogo post función,  acompañado de una pizza y amigues, es una buena forma de procesar todas esas inquietudes que bullen después de presenciar un espectáculo. Le entusiasma ahondar en esta experiencia colectiva y sus inquietudes la llevan por todos lados: una de sus actividades favoritas es recorrer la ciudad y descubrir qué se puede encontrar ahí en el afuera. La forma en que propone agarrar el mate y salir en busca de cosas nuevas, da ganas de embarcarse en una aventura atravesada por la música y el baile que seguro acompañan el recorrido rumoroso por la capital de Buenos Aires.

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Rocío Sugint

Entre el control y la improvisación 

Por Florencia Ricardi

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Lo primero que llama la atención es el carisma y la soltura de Rocío. Con 23 años,  incursionó en la carrera de Letras, en Artes de la Escritura, y actualmente está cursando el tercer año de Actuación en la UNA. Vive en Avellaneda y se define como una persona que, a pesar de mostrarse descontracturada y de hacer chistes todo el tiempo, es súper organizada y tiene "todo controladísimo siempre". Es evidente que su despliegue expresivo no es sólo improvisación; se percibe una instancia previa de reflexión y de orden minucioso. 

Aunque ahora solo tiene tiempo para dedicarse a los textos de la Facultad, le gusta mucho leer de todo. Fue en la lectura en donde encontró un refugio, principalmente durante la adolescencia. A Rocío le interesa mucho expandir su mirada sobre el teatro: al momento de realizar un análisis, le ayuda mucho compartirlo con un otro "generando un ida y vuelta lúdico" que le permite pensar lo que no había pensado y superar las trabas y los bloqueos. Es fan de las infusiones y le alegra mucho la llegada del frío porque incluye la fórmula café + bata, prenda que usa muy seguido. En su casa tiene muchos animales rescatados, como Chapy, un gato negro con manchas blancas al que define como "un ser bastante especial". 

Dos formas de encarnar la teatralidad se conjugan en Rocío: por un lado, el énfasis en la planificación, en la técnica, en el ensayo; por el otro, una apertura hacia lo que no puede ser previsto, una flexibilidad que le permite correrse de los planes y explotar los condimentos del humor. 

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SEBA FRATERNALI

Arte entre olas y montañas

Por Ángeles Herrera

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Sebas Fraternali saluda a sus espectadores con una gran sonrisa, sentado junto a una mesita con un mate. Es marplatense, rubio, usa colita y transita sus 25 años en Sierra de Los Padres, en donde se fusionan mar y montañas creando así su “lugar en el mundo”. Cursa el tercer año del profesorado de teatro en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Mar del Plata.

Dramaturgo, cantante, actor y actriz, también es capacitador docente y da apoyo escolar en el nivel secundario para cualquier materia. Con orgullo, siempre destaca la importancia del poco promocionado teatro off en su ciudad. Actuó en la obra, premiada con tres trofeos Estrella de mar, Sueño de una noche de verano, dirigida por Greta Riza. Como si esto fuera poco, tuvo además dos nominaciones: una por la interpretación realizada en la célebre comedia de Shakespeare y otra como autor nacional por la escritura de Moscu, microhistoria de una mujer soviética, donde también actuó. 

Entre inspiraciones artísticas abraza a la distancia a los oyentes y deja saber que espera mucho del curso de Jóvenes Periodistas del Teatro Nacional Cervantes y del progreso del equipo que lo acompaña.

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ROCIO VELEZ

Un lugar entre los libros y la naturaleza

Por Candela Rodríguez

 

Tiene 22 años y cursa su último año del Profesorado de Lengua y Literatura. Vive en Zárate,  al noreste de la provincia bonaerense, donde disfruta de caminatas por el Puente Brazo Largo y visitas al Teatro Coliseo. Se define como “muy lectora”, gusta de producir todo tipo de escritos, desde cuentos y poemas hasta ensayos filosóficos, es fanática del cine y dice tener “un ojo muy crítico” a la hora de ver películas. Entre sus directores favoritos, se encuentran Ingmar Bergman y Theo Angelopoulos. 

 

Se ríe un poco cada vez que le preguntan por el blog que tiene desde 2017, porque lleva su propio nombre. Lo utilizó como espacio para comenzar a practicar escritura, optando por temas tales como la moda; luego, lo empleó para publicar artículos sobre coctelería y gastronomía; y, por último, el blog mutó para centrarse, principalmente, en lo socioecológico. Está muy comprometida con la ecología: sólo consume alimentos agroecológicos, tiene su propia huerta y es “muy buena” fermentista.

 

Inconsciente colectivo se llama la columna radial de Rocío, en la cual habla “de lo que no hablan los medios hegemónicos”: presenta problemáticas que “no son noticia” en los medios masivos, poniendo el foco en cuestiones sociales y ambientales. De esa manera, logra conjugar el trabajo que hace en la radio con el del blog y el que realiza en su vida cotidiana. 

 

Pinta con acuarelas (su cuenta artística es @rrocio.arte) y publica escritos sobre temas de su interés en páginas web y revistas educativas. 

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mariano bustos

Marian y su viaje a través del cuerpo

Por Malena Tufró Reutemann

 

Lleva una gran sonrisa como mochila de viaje, tiene 24 años y vive en San Juan, vecino de la cordillera. Está expectante por concluir su formación en la universidad y trabaja en su tesina de grado para recibirse de comunicador social. También está empleado en el sector de Comunicación y Prensa del ministerio de Haciendas y Finanzas de su provincia, un camino que recorre con disfrute.

Desde 2009, habita otro sendero paralelo, el del arte escénico. Estudió teatro a través de distintos cursos y hace poco tomó una senda desconocida para él, la de la danza. Fue un desafío, como todo lo nuevo, pero realmente le gustó y sigue aprendiendo no solo danza clásica, sino también contemporánea y candombe. Concibe al cuerpo como un elemento crucial para el abordaje que intenta darle al arte, todo lo que con él se pueda transmitir en conjunción con la música y la actuación. Idea que puso en práctica en una obra de teatro físico que va a estrenar con una colega amiga. 

Pero no solo le gusta tomar caminos nuevos en su vida profesional y formativa, sino que también le apasiona conocer nuevos lugares, culturas y enriquecerse de ellas. Está orgulloso de sus experiencias en viajes por Latinoamérica como mochilero. Con ansias, espera que pronto la situación permita volver a los caminos.

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SOFIA LOPEZ

Encendiendo la comunicación desde las sierras

Por Alejandro Galeano

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Estudia Comunicación Social en el Instituto N°10 de Tandil, al suroeste de la provincia de Buenos Aires, tiene 22 años y cuenta entusiasmada que ya finalizó la cursada. Una de sus mayores aficiones es la radio. Es en ese medio donde, como columnista, pudo explorar su interés en el feminismo y la música; sin embargo, disfruta más de la producción y la técnica. Entre risas, confiesa que la radio es su gran compañera y que, sin ella, no logra concentrarse a la hora de estudiar.

Apasionada por el teatro, se formó en la Escuela Municipal de su ciudad. Con firmeza expresa que jamás dejará de presenciar obras, con amigos e incluso sola. Pero a Sofía López López le gustan muchas otras actividades. Juega al vóley. Disfruta de la música, en especial, el folclore y la guitarra porque la transportan a su infancia. La lectura la convoca principalmente si se trata de novelas. Además, pinta cuadros y sus preferidos son los mandalas. En su presentación, exhibe un cuadro de Gryffindor que ella misma pintó y que denota su atracción hacia la saga de Harry Potter. Conectada con su tierra, disfruta de caminar por las sierras.

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VALENTINA AYEN

La cumbiera intelectual

Por Alan Cabral

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Es de Córdoba: su tonada la delata. Tiene 22 años y está en el tramo final de la carrera de Sociología en la Universidad Nacional del Villa María. Paralelamente, estudió teatro en la Universidad Nacional de Córdoba, pero por cuestiones de tiempo tuvo que dejar. Aunque sigue vinculada con al teatro: actualmente, trabaja en la obra Diosa. Una misa en escena.

A Valentina Ayen le dicen “cumbiera intelectual”, por una canción de Kevin Johansen. Dice que le gusta la teoría pero también la música: apenas suena, brota su sangre cordobesa y su pasión por el movimiento, que se lo debe al teatro. Ella lo confirma con una sonrisa que se le dibuja en la cara apenas menciona la palabra “cuartetazo”, probablemente al recordar muchas noches en las que se mezclaron Bourdieu, el sociólogo, y Rodrigo, el potro. 

Para Valentina, la fusión entre la sociología y el teatro puede ser un lente muy potente para mirar la realidad de manera crítica y sensible. Cree que el teatro puede enseñar a tender puentes: en estos tiempos de crisis, de resguardo para protección pero también de fuerte individualismo, el teatro logra generar un contacto con otres de la manera que sea. Por eso mismo, está muy contenta de participar en el taller de Jóvenes Periodistas. Le alegra que “se haya abierto la cancha a les provincianes”. Con una mirada muy lúcida, Valentina sostiene la importancia de que el Teatro Nacional federalice y democratice el acceso a la cultura para todos, todas y todes.

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