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“Las personas con discapacidad podemos ser músicos”

Fátima Garro es una artista sanjuanina que lucha por la inclusión. Es una persona ciega, es música y cantante, estudia y sabe lo que quiere. Acerca de este nada fácil pero muy apasionado camino apunta esta nota realizada por un Joven Periodista de San Juan.


Por Mariano Bustos



Cantante y guitarrista sanjuanina, emprendedora y también altruista, Fátima Garro está a punto de convertirse en la primera persona ciega en finalizar una carrera en la Escuela de Música de San Juan. Defensora de la inclusión y los derechos de personas con discapacidad, sostiene con vehemencia “nada de nosotros sin nosotros. Somos los más idóneos para opinar sobre discapacidad”. A un año y medio de empezada la pandemia, le cuenta a Barullo Federal cómo cambió su vida y su presente en el mundo de la música.



-¿Cómo está actualmente tu carrera musical?

-Mi carrera artística está parada. No pude hacer shows virtuales ni subir contenido relevante a las redes. Di un volantazo y cambié de rumbo. Lo virtual no me generaba mucho entusiasmo. ¿Por qué? Quizás por el hecho de no poder filmarme sola. De cualquier modo, no me quedé quieta. Fui por otro lado. Ahora soy emprendedora y trabajo en una empresa de venta directa. La pandemia me desmotivó en lo artístico. Yo siempre tenía la meta de organizar por lo menos un concierto por año. Pero no puede. Me siento estancada.


-¿Por qué te desmotivaste? ¿Cómo es vivir de la música en San Juan?

-Acá en San Juan es complejo porque no está la mentalidad de que ser música es un trabajo y de que el artista debe cobrar por hacerlo. Entonces, a mí me costaba mucho. Y eso también fue lo que me hizo declinar. Por lo menos para mí, no había posibilidades. Y también veo que hay una especie de monopolio en el arte. Cuando hay una fiesta importante, por ejemplo, siempre están los mismos. No hay realmente un federalismo para que los artistas participemos. No hay oportunidades para artistas incipientes. Hay muchos artistas buenos. Por ejemplo, Maga Galáctica que estuvo en La Voz Argentina. Con ella habíamos estado en un festival de mujeres artistas. Y a mí siempre me llamó la atención su voz, su estilo de cantar. Y me parece genial que tenga esta oportunidad de mostrarse en un espacio más masivo pero lo que planteo es qué nos está pasando o qué tenemos que mejorar que a nuestros talentos los descubre otro y acá no les damos importancia y no los valoramos. De cualquier modo, en mi caso desistí de la música porque lamentablemente no puedo vivir de eso. Es cierto que faltan oportunidades pero también es cierto que estoy eligiendo otro camino y esperar a que la nueva normalidad, en algún momento, me permita volver a escuchar los aplausos del público.

-¿Qué tan accesibles son las redes sociales para las personas ciegas?

-Hoy gracias a los avances tecnológicos es más simple todo. Tenemos acceso a la misma información que las personas con vista. Por supuesto, nos cuesta acceder al material visual. Pero en general tenemos acceso. Podemos usar WhatsApp y difundir cosas como cualquiera. Podemos usar Facebook también. La red social más complicada para las personas ciegas es Instagram porque es muy visual. Yo no la uso porque la encuentro inaccesible.


-Estás próxima a finalizar tus estudios en la Escuela de Música. ¿El sistema educativo está preparado para recibir a personas con discapacidad?

-Por un lado, a pesar de que hay antecedentes de personas ciegas en la Escuela, es importante decir que todas desertaron. Soy la única que sigue y que está por terminar la carrera. Por otro lado, el sistema no está preparado. Es uno como persona con discapacidad quien lo prepara. Por ejemplo, a las partituras te las dan en PDF y yo tengo que mandarlas a transcribir en Braille en Buenos Aires. O buscar a alguien que me las dicte y escribirlas a mano. Fui yo quien fue preparando el sistema y allanando el camino. En mi caso, las partituras que transcribo para mí las estoy dejando en la biblioteca de la escuela para que otros estudiantes ciegos puedan tenerlas. No quiero que otros se encuentren con las mismas dificultades que tuve yo.


-¿Cómo es la relación entre música, formación y personas con discapacidad?

-Siempre la música ha estado vinculada como una terapia para las personas con discapacidad. No forman músicos con discapacidad. Se brinda la música como una terapia. Ahí está el error. Las personas con discapacidad podemos ser músicos. Podemos gestionar, liderar e incluso producir. Aun así se sigue considerando como una terapia. Esto es así porque hay vestigios de un punto de vista médico/rehabilitador que sostiene que en los centros de formación a las personas con discapacidad hay que rehabilitarlas.


-¿Cómo te cambió la pandemia?

-Me reinventé en la pandemia porque empecé a hacer cosas que no sabía. Hoy me estoy formando para el éxito en cualquier cosa que emprenda. Ahora entiendo que el proyecto Fátima Garro es un proyecto musical profesional. Antes no lo veía así. Después de distintas capacitaciones, pude entender que mi proyecto es un emprendimiento cultural. Entendí que yo ya era una emprendedora. Y este stand by en la música me ha permitido capacitarme en ventas, en relaciones humanas, en liderazgo y trabajo en equipo. Entonces, creo que a futuro voy a poder encarar mi emprendimiento musical con otras herramientas. A pesar de estar desmotivada, voy a volver con la música y me estoy formando para volver.


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