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Por una accesibilidad poética

El Teatro Nacional Cervantes realizó la muestra de fin de año del Laboratorio de creación escénica en LSA. El gesto poético y la palabra, realizada por alumnos con la ayuda de las docentes Gabriela Bianco, Daniela Fortunato y Karo Torre.


Por Sofía Romero



El laboratorio de creación escénica en Lengua de Señas Argentina (LSA), El gesto poético y la palabra, es una nueva apuesta de arte, experimentación y creación de escena visual accesible propuesta por el área de Gestión de Públicos del Teatro Nacional Cervantes (TNC). Es el primer año que se realiza de forma presencial y está a cargo de la actriz y directora Gabriela Bianco, Karo Torre (ambas hablantes nativas de LSA- CODA) y Daniela Fortunato, actriz señante.


Las personas interesadas en la propuesta pueden participar si son mayores de 18 años, hablantes de nivel avanzado en LSA y tienen experiencia previa en disciplinas escénicas. Además de contar con disponibilidad horaria porque se cursa de manera presencial una vez por semana desde mayo a octubre. Por eso, durante seis meses, 12 alumnos trabajaron para realizar una obra que abre nuevas oportunidades. Y el resultado se presentó el martes 18 de octubre en el piso 11 del TNC.


La oscuridad se hizo presente y el viento de primavera se sintió en el vestíbulo del TNC, donde mucha gente se reunió. Todos los presentes, emocionados, conversan ansiosos por ver la muestra del laboratorio de creación. Y, en medio de esa multitud, está Patricia, una mujer que vino desde Paraná (Entre Ríos) para ver a su hija Nerea Retamar: “Mi hija viaja todos los martes para venir al taller, nosotras llegamos hoy a las 16 y a las 11 volvemos a Paraná. Ella -Nerea- lo ha hecho durante seis meses. Estoy contenta al ver sus logros, ha podido viajar y aprender a moverse sola y no es fácil para los chicos que tienen esa discapacidad”, agregó conmovida.


Muchas personas se reencuentran, otras no se conocen pero se acercan a hablar, hay un aire de amabilidad, de amistad y calidez. Se comparten historias y sonrisas. En medio de la situación, alguien abre las puertas del vestíbulo y la atención se centra en un solo punto. Se dan indicaciones y se abre el rojo camino representativo de los pisos del Cervantes. “Al fondo”, indica amablemente el personal y se realiza una pequeña caminata hasta los ascensores. Las risas surgen, nadie quiere quedar atrás y todos confirman sus ganas de estar presentes.



El ascensor marca cada piso hasta que el número 11 se ilumina, se abren las puertas y un gran comedor aparece: es la sala de espera hasta que marquen las 20. En el espacio hay mesas donde varios invitados forman grupos de charla, en una de esas mesas está Noemi, que vino a ver a Lidius Favre, su hermana: “Mi hermana es oyente, pero tienen la lengua de CODA incorporada porque venimos de una familia de sordos. Para nosotros, que sabemos la lengua de señas, esto es todo. Mucha emoción y alegría. Lidius está muy ansiosa y feliz de hacer este nuevo proyecto”, expresó emocionada.


El reloj marca las 20, los guardias abren la puerta de la sala y lo primero que se ve son filas de sillas y al fondo, muy al fondo, en el escenario, gente en movimiento. ¿La obra ya empezó? Las personas entran, curiosas, y a cada uno en la puerta se les da el programa de la obra. En blanco, pero muy llamativo, dice en grande LAB DE CREACIÓN LSA El cuerpo poético y la palabra. El espacio está muy iluminado, los intérpretes corren y realizan acciones con movimientos y gestos muy expresivos, parece un video en bucle.



Las luces se apagan y la situación en el escenario cambia, ya no corren, se ordenan, entran en el modo “función”. Suena el característico anuncio de las obras del TNC, algunos apagan sus celulares y otros se comunican ansiosos. Mientras, en el escenario, se han prendido focos rojos, la única escenografía es una pantalla gigante y sillas de estilo antiguo. Todos los actores visten ropa negra y sus pies están descalzos. Es muy atractivo visualmente, la luz tenue ayuda a que la atmósfera sea intrigante.


Es explosivo, los movimientos surgen y se narra una historia a la par que una animación se refleja en la gigante pantalla. Uno a uno, cada intérprete, representa una escena. Sus expresiones y movimientos son muy definidos, hay dolor, sufrimiento e ira, paciencia y amor. En la pantalla hay frases fugaces: “Escribir el dolor para proyectarlo”. Es mucho más de lo esperado, un evento único con una propuesta, puesta en escena, mensaje y emotividad que dejó a más de uno en lágrimas. Una obra emotiva, una historia de amor y un “no final”, es una apertura, una nueva oportunidad.



Gabriela Bianco, al finalizar la obra, pronunció un emotivo discurso en donde agradeció al Teatro Nacional Cervantes por “hacer posible que exista” el proyecto y al equipo de Gestión de públicos por “sostener” la experiencia: “Es importante que haya otros discursos, que no siempre pensemos que la accesibilidad tiene que ver sólo con equiparar. Apuesto a salir de la idea de que la accesibilidad no tiene que ser siempre sostenida por un concepto de compensación, la accesibilidad puede ser una poética. Y la lengua de señas, en sí misma, tiene algo para aportar a la escena, no solamente porque hace accesible la escena a las personas”.


Al finalizar el evento los familiares se acercaron a los actores, hubo abrazos y lágrimas. Además, a cada intérprete se le regaló una rosa roja, tal vez con la esperanza de que su pasión florezca. Fue una noche feliz, o así lo declaró Lidius Favre, que a sus 72 años participó en la muestra y que muy emocionada expresó: “En este momento soy una mujer feliz porque me incorporé a este grupo que trabajamos seis meses muy largos. Llegar a estrenar esto a mi edad y que salió porque todos le pusimos el cuerpo, el corazón, el espíritu y el alma. Estoy muy feliz, es una noche feliz”.



Para Lucia Fernandez, una de las intérpretes, fue importante agradecer al teatro Cervantes por el espacio y a las profesoras por la oportunidad. Además de estar muy emocionada por su logro, recalcó el esfuerzo que significó pertenecer al laboratorio: ``Hay chicas que vienen desde Paraná y fue un sacrificio que valió la pena. Deseo que esto siga para que más personas puedan tener la oportunidad de expresar sus emociones, su cultura y todo lo que tienen para dar a través del teatro y que sea un espacio intercultural donde cada uno aprenda y se nutra de los otros”.


El equipo de esta feliz presentación está integrado por les intérpretes Marina Bottini, Rick Caba, Lidius Favre, Lucia Fernandez, Yoli Bel Godoy, Candela Goldschmidt, Sandra Martinez, Nerea Retamar, Bryan Ruiz, Hilen Spinoso, Jazmin Sunda y Gabu Ve. Mientras que de la dirección se ocupó Gabriela Bianco y en asistencia de dirección y video Karo Torre. Además, la asistencia general fue realizada por Daniela Falcioni y la producción por Brenda Lucia Carlini. Por otro lado, la colaboración artística fue desarrollada por Daniela Fortunato Lynch.




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