UN ESPIONAJE A NUESTRAS VIDAS
Milagros Molina por Germán Gonzalez Dorfman
Milagros tiene 23 años y estudia Ciencias de la Educación en la Universidad de Luján, carrera donde se mezclan sus varios intereses por la Historia, Filosofía y Psicología, con la mirada crítica que le gusta tener. Aunque no le convence trabajar en un aula, su pasión por esta extraña fusión la impulsó a estar ya en el cuarto año de la carrera.
Decir Luján, donde nació y se crió, es algo especial para ella porque también tiene combinaciones que le gustan.
Aprovecha las ventajas del movimiento propio de la ciudad, que la lleva a disfrutar movidas culturales, herramientas y comodidades, y hasta sucursales de comida rápida. Pero aun así le gusta que no pierda para nada la esencia familiar de un pueblo, que los edificios no abunden y festeja que no esté presente el ahogo que produce el cemento en las grandes ciudades. Y la frutilla del postre es la basílica, que tiene un peso de pertenencia y estético, más que religioso, en su corazón.
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Fanática acérrima del cine nacional, le gustan tanto las grandes producciones argentinas como las películas intimistas y costumbristas, que dejan huellas en uno. Con nostalgia, mira el lugar donde ya no está el cine de su infancia, donde empezó a formar su pasión. De la misma época es su primer vínculo con el teatro, cuando vio una obra infantil, que la motivó a quedarse después de la función para pedirle un recuerdo a todos los participantes.
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Al taller llegó con ganas de desarrollar su formación, un profe le contó de la propuesta, ella dudó en anotarse pero por suerte se animó y, como si de una película se tratase, se anotó el último día y quedó. Con entusiasmo y con la idea de crear una página propia en el futuro, está en el grupo de los Jóvenes Periodistas del Teatro Nacional Cervantes con ganas de hacer y aprender.
Julián Guzzo por Lucía Legass
Julián Guzzo tiene, por ahora, 24 años ya que el 23 de junio festeja sus 25 años en esta vida. Del signo Cáncer, vivió toda su vida en su casa del barrio de Almagro, en CABA. Un lugar particular que le gusta de su barrio es el gigantesco Parque Centenario (¡limita con tres barrios debido a su tamaño!), porque le queda bien como la primera opción —que aparece entre sonrisas al conversar— de una zona linda para pasar el día.
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Es un apasionado estudiante de Artes hace varios años, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y su orientación es Música. Escribe sobre composiciones clásicas en una revista, pero también se pueden encontrar sus gustos musicales al prender la radio y escuchar Aspen. Su amor por la cultura nace desde chico: a Julián lo llevaban a ver musicales al teatro, como Locos recuerdos u Objetos maravillosos (ambos de Hugo Midón), y el encanto de cada función terminaba en comprar los CDs, escuchar e interpretar en casa su propia versión. Su interés ahora recae en “cómo se conjugan en el presente en distintos sistemas de signos y que vaya cambiando dependiendo de la función”.
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Cuando empezó la carrera tenía entre los objetivos ser docente de música, pero en la actualidad su curiosidad se inclina por la escritura, la radio y los programas culturales. Que los conservatorios no lloren por la pérdida, porque no elimina la opción de enseñar más adelante.
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Cuando no estudia o compone, le gusta experimentar en la cocina durante su tiempo libre, principalmente en el territorio de lo dulce. Si no hay alguna idea por su cabeza, hace un budín. Y si tampoco encuentra ideas después de cocinar y algo se complica, sabe que siempre puede tener algo en la heladera y disfrutarlo. La última vez probó hacer un budín de banana: ¡y le salió muy bien!
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Belén Quintana por Mili De Luna
¿Qué tienen en común la filosofía y el teatro? ¿Cómo se hace filosofía en el escenario? Desde la ciudad de Oberá, Misiones, Rossana Belén Quintana tiene esta tarea por delante. Tras finalizar su profesorado en Filosofía, se propuso unir sus dos pasiones en una sola: relacionar lo que dice en Filosofía con lo que hace en teatro.
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En la actualidad, cursa una Diplomatura en Teatro para Docentes con la Universidad de Rafaela, en la provincia de Santa Fe, que la acerca más al arte y la conecta con sus raíces. Su abuelo escultor y sus padres docentes son la combinación perfecta de los dos rubros, la cultura y la enseñanza. Por esta razón, durante la infancia su segunda casa fue la Facultad de Artes de su ciudad, en donde desde los 14 años realizó talleres de teatro experimental. Este fue el más fuerte e inicial contacto con el teatro, donde sintió el impulso a manifestarse en un escenario. Su primera experiencia con la actuación, la hizo sentir parte de la cultura, además de brindarle “algo para decir” a través de la filosofía.
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También recibió una beca en el Instituto Nacional del Teatro en 2019, para realizar un
perfeccionamiento actoral con el director y docente tucumano César Romero.
La pandemia le brindó la posibilidad de cursar la licenciatura en Filosofía virtualmente en la Universidad de Tres de Febrero. De este modo, pudo quedarse en su querida y adorada provincia sin tener que moverse y abandonar sus lugares más apreciados como los arroyos y los saltitos pero, sobre todo, la “sala de espacio reciclado”, un lugar mágico en donde se llevó a cabo la construcción de un teatro regional.
Con su participación en el Taller de Jóvenes Periodistas del TNC continuará en el camino de acercar más la filosofía al teatro. O como dice Belen: “Algo para decir al hacer teatro”.
Sofía Romero por Gabriel Rossini
Mientras intentaba incansablemente morder los cables de Sofía, el gato la rodeaba y rogaba por su atención; como si no pudiera estar más de dos horas sin ser consentido. Y es que, esa tarde, se encontraba frente a la titánica tarea de asistir al taller de Jóvenes periodistas, muy acorde a su orientación como futura comunicadora.
Todos aquellos que no tienen el don de ser ordenados y estudiosos se imaginan que, para clasificar como tal, deberían tener un escritorio en condiciones. Marcadores, post-its, fotocopias marcadas, un pizarrón, una lámpara para leer en condiciones y una actitud predispuesta. Quizás “aquellos” nunca cumplan con esos estándares; pero, con seguridad, Sofía los tiene.
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El gato tal vez intentaba alcanzar el auténtico juguete que yacía en el escritorio, junto a una premonitoria campera que espera a los venideros días de frío. El auténtico juguete no es nada más ni nada menos que una artesanía, hecha por la misma mimadora serial de gatos, que dedicaba sus ratos de tiempo muerto a asegurarse de que sus criaturas no padecieran aburrimiento.
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No hay nada como el sol mañanero de un sábado, que nos baña con su tibieza ante las frías mañanas de otoño que se combaten con una campera en el escritorio. Pero Sofía no iba a sentarse a estudiar, ese momento lo dedicaba a desayunar en el patio de su casa en Merlo, al oeste del Gran Buenos Aires. Y es justamente con la calidez de esas mañanas otoñales que se contagia la sonrisa y actitud que ni siquiera la distancia o la virtualidad pueden mermar.
Germán Gonzalez Dorfman por Emilia Illanes
El rock y el barrio se entrelazan para crear la mística de Haedo, su lugar de origen. Germán Gonzalez Dorfman vive en el oeste de la provincia de Buenos Aires, “donde está el agite”. Define a Haedo como el punto justo entre pueblo y ciudad, un lugar industrial que se reinventó a lo largo del tiempo. A la par de su localidad, también transita un proceso de metamorfosis, busca redescubrirse como haedense encontrando nuevas maneras de vivir el sitio que lo vió nacer.
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Su primera experiencia con el teatro tuvo espacio en un taller que ofrecía el municipio de Morón. Desde ese lugar afirma que la escena teatral en Haedo está más relacionada al movimiento under y tiene su pequeña participación entre las calles con adoquines.
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A Germán le interesa el periodismo especializado en el teatro porque considera que ambas disciplinas tienen un punto de encuentro, las historias: ambas tienen la tarea de comunicar lo que le sucede a otros. Según dice, existe una conjunción entre lo que viven las personas y lo que pasa en el teatro.
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Además de estudiar Ciencias Políticas e incursionar en el mundo periodístico realiza otras actividades en su tiempo libre. Por un lado, práctica taekwondo y le gusta juntarse con sus amigos. Por otro, escucha mucho rock barrial y uno de sus referentes favoritos es Wos.
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Germán Gonzalez Dorfman, amante de su barrio y de la música, define al amor como un sentimiento que nace del corazón. Considera que es el motor que lo impulsa a realizar todo aquello que se proponga.
Lucía Legass por Luana Illuminati
Lucía Legass -sí, con doble “s” al final y motivo de confusiones en su apellido- fue nacida y criada en uno de los municipios con mayor población del Gran Buenos Aires: Lanús. A pesar de que no tiene en claro la edad exacta, recuerda que, de chiquita, asistía con su mamá al teatro participativo, lugar en el cual le encantaba interpretar a hadas y todo tipo de seres fantásticos. Traer esa memoria a la actualidad le causa una sonrisa pues fue su primer acercamiento no solo a las artes escénicas, sino al arte en general.
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Fan de la música pop, rock, disco y recientemente el kpop se sumó a la lista, Lucía también es una gran aficionada del cine. Si bien tuvo que pensar bastante, luego de divagar unos minutos llegó a la conclusión de que considera a Parasite, dirigida por Bong Joon-ho y estrenada en el año 2019, como su película favorita.
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Uno de sus grandes aliados es el sarcasmo. Quizá su simpatía sola no alcanza para romper momentos de tensión, porque confiesa que necesita hacer chistes y manejar cierta ironía cuando la seriedad sobre un tema es cada vez mayor. Una manera de encontrar algo de comodidad dentro de ambientes que pueden transformarse fastidiosos.
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A sus 23 años y cursando el último año de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, Lucía manifiesta cierta incertidumbre acerca de su futuro y no es para menos. Al acercarse el final aparecen las dudas, los (re)planteamientos; sin embargo, sí da por sentado con mucha seguridad que no quiere dejar de lado su pasión por lo audiovisual. Su objetivo es unir la cultura pop y la comunicación a través de reseñas, críticas y análisis, motivo por el cual decidió sumarse al Taller Jóvenes Periodistas del Teatro Nacional Cervantes. Es consciente de lo difícil que es conseguir oportunidades. Y está decidida a aprovecharla al máximo.
Pilar Pisano por Melina Camargo
Si existiese alguna persona que no viene de las ramas de las artes escénicas pero quiere ser parte sería, sin dudas, Pilar. Es de San Carlos de Bolívar, al norte de la provincia de Buenos Aires y cursa Comunicación Social como la mayoría de los integrantes del programa Jóvenes Periodistas 2022, pero su particularidad por la pasión del Periodismo y las Letras hacen que llame la atención, pues considera que lo primero está en crisis y necesita ser revalorizada como herramienta de transformación.
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No proviene del mundo de las tablas sino de la literatura y está segura de que a ninguna de estas ramas se las trabaja por separado, al contrario, el teatro necesita de la escritura para poder salir a escena o trabajar en el detrás siempre. Puede que la bolivarense no esté muy familiarizada con este mundo en profundidad, pero encontró conexión desde pequeña: su mamá, docente de Literatura, la incentivó con la lectura y, en especial, la acercó a uno de los referentes más revolucionarios de la literatura española del siglo XX como lo fue y es Federico García Lorca.
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Si bien nunca hizo teatro, asistió a varias puestas de escena en su localidad y su interés por ser parte crece cada día porque entiende que es una herramienta de cambio que le va a servir para fusionarse con el Periodismo y las Letras y es seguro que estas ramas académicas la ayudaron a tomar la decisión de sumarse a este programa.
Melina Camargo por Daniel Andrés López
Melina es estudiante del último año en la carrera de Comunicación Social, de la Universidad Nacional de Jujuy. Desde 2011 hasta la actualidad, se ha dedicado al teatro y la actuación. Este medio artístico a su muy temprana edad le ayudó a superar su timidez y ganar más confianza en ella misma. Cuenta con participación en distintas obras y performances, en especial, el género circense.
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Por cuenta propia se dedica a la cobertura de eventos sociales y festivales para luego llegar a trabajar en una agencia de publicidad y marketing digital. También anima eventos infantiles y es creadora de contenidos online en las redes sociales como, por ejemplo, videos de sus trabajos.
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En estos momentos se encuentra en el desarrollo de su tesis para recibirse. Busca que el tema a investigar sea el teatro relacionado al tópico de la salud mental. Por esa razón, se unió al taller de Jóvenes Periodistas del Cervantes.
Daniel López por Pilar Pisano
Calmado, lento y dedicado: con estas palabras se presenta ante el mundo Daniel López, de 24 años. Su pasión por la escritura y la recopilación de datos e información, lo llevó a estudiar Periodismo y Nuevos Medios de Comunicación en la Universidad Blas Pascal. Nació en lo que considera su lugar favorito en el mundo: el pueblo de El Calafate en la provincia de Santa Cruz, ese lugar tan lejano y frío para algunos pero tan cálido y acogedor para Daniel. Y es que la hostilidad de sus climas y la belleza de sus paisajes enamoraron al calafateño.
Esa nieve que puede caer en el momento menos esperado y llenar la ciudad de un vestido color jazmín con sabor a frío, le abrió sus puertas y su corazón. Su constante crecimiento social le permite a Daniel conocer cosas nuevas a medida que avanza. De todas formas, también admite la parsimonia con la que las actividades culturales crecen en su localidad, con un progreso lento, pero seguro.
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En los momentos libres en que no ocupa el papel de estudiante, no se aleja mucho de ese rol, ya sea producto de la costumbre y la cotidianeidad o de la pasión desenfrenada por las cosas que son de su interés. En estos tiempos Daniel continúa inmerso en la práctica de la lectura, la escritura y la investigación sobre las cosas que le apasionan, como la literatura, el cine y los videojuegos.
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El teatro ocupa una parte importante de su vida. Lo considera un medio de exploración y una actividad liberadora que permite adquirir nuevas identidades. Entre la calidez de sus pasiones y el frío de sus paisajes, y con la calma y el compromiso que lo caracterizan, Daniel está decidido que su amor y entusiasmo por el teatro, el periodismo y la escritura serán una pieza importante para sus compañeros y para él mismo.
Gregorio Faerman por Belén Quintana
Gregorio Faerman o “Grego”, como le dicen quienes lo conocen más de cerca, es un joven de 21 años que está buscando su lugar dentro del mundo teatral. Vive en el barrio porteño de Colegiales, cerca de un polideportivo al que va seguido a jugar al básquet. De carácter divertido, responsable y fiel a sus principios, defiende la importancia de ser leal a uno mismo y el derecho del otro a ser otro, a no coincidir, a ser diferente. Siempre que esa diferencia nazca de la fidelidad a las ideas de cada uno.
En esta búsqueda ha recorrido distintos espacios que, en un principio, no terminaron de satisfacer sus intereses, al menos no de manera plena. Al egresar del secundario le dio una oportunidad al mundo de las Ciencias Exactas y luego de cursar el CBC en la UBA, se decidió a embarcarse en la carrera de Locución, del ISER.
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Cuando conoció el trabajo de Ana María Bovo, su potencia como narrador lo conmovió y le generó la inquietud por el trabajo ligado a la interpretación. Por eso comenzó este año a formarse en la escuela teatral Timbre 4 y se anotó en Jóvenes Periodistas del TNC. Quizás, si hubiera sabido adónde estaría ahora, su recorrido habría sido diferente. Pero son extraños los caminos para llegar al lugar que buscamos: parece que así fue el caso de Grego, quien encontró sin sospecharlo un horizonte de búsqueda, un lugar donde ser fiel a sí mismo, en el teatro.
Mili De Luna por Gregorio Faerman
Cuando se le pidió a Mili De Luna que se definiera en tres palabras más una característica, no dudó en decir “observadora, intuitiva y extrovertida” y que le hace muy feliz ayudar a los demás.
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Tiene 22 años, es de Vicente Lopez (GBA Norte) y para ella el arte es un punto de encuentro, de identificación. Une puede verse reflejado en el otre y el otre en une. Al leer estas líneas quizás se identifique con alguna característica de ella.
Su pasión por el arte comenzó desde chica cuando se formó como actriz con Lorena Bredeston (hija de Nora Cárpena).
No le hizo falta terminar el secundario para darse cuenta que se quería dedicar a la comunicación y por eso estudió en una secundaria de arte y cultura. Una serie de sucesos la llevaron a cursar en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
Le gusta el teatro griego y dice que aprendió mucho de las tragedias de Sófocles, Eurípides y Esquilo. Su aprendizaje no se limita a su carrera ya que, entre otras actividades, realiza cursos de locución, escribe crítica teatral y estudia piano.
Si algo quedó claro de ella, es que en lo profesional no toca de oído.
Florencia Tomatis por Sofía Romero
No sólo es una chica divertida, simpática y artística que transmite su pasión. Florencia Tomatis es mucho más. Desde pequeña siempre le gustó el teatro y el arte, algo comprobable al explorar su historial de actividades: desde patinaje artístico, teatro, danza, hasta acrobacia, escritura dramática y cerámica. Es una persona a la cual le importa explorar y conocer sus límites y, tal vez, romperlos.
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Es de Rafaela, ciudad ubicada en el centro-oeste de la provincia de Santa Fe, y es la mayor de tres hermanos. Disfruta mucho de realizar presentaciones artísticas y crear espectáculos, habilidad que desarrolló gracias a transitar durante un largo periodo de tiempo teatro y danza.
Empezar a estudiar Historia cambió su perspectiva sobre las cosas, las diferencias entre su antigua institución (una escuela católica) y la escuela pública (“muy politizada”) la impulsó hacia nuevas e inesperadas direcciones. Y, a punto de terminar el profesorado, se encuentra en busca de nuevas aventuras: un plan no muy lejano es estudiar Gestión cultural a 245 kilómetros al sur de su ciudad, en Rosario.
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Durante la pandemia se animó y abrió “Ginebra”, un emprendimiento de objetos elaborados en cerámica que hace honor a su personaje favorito de “El mago Merlín”. Para Florencia “Ginebra” representa más que un personaje, es una representación de sí misma: una mujer empoderada que siempre logra imponerse ante las adversidades.
Y, aunque confiesa que es un sueño a futuro, tal vez pronto abra la galería de arte de Florencia Tomatis.
Emilia Illanes por Milagros Molina
Es de Rivadavia, San Juan y lo que más le gusta de su ciudad es el sol pleno y potente que ilumina desde la montaña. Busca negociar entre lo tradicional y lo moderno de su provincia para nutrirse de ideas nuevas y originales.
Emilia Illanes se define como una niña que juega la mayoría del tiempo y nunca perdió la esencia infantil. En el pasado, como si se tratara de una obra en la que ella era la directora, pasaba sus días jugando con sus muñecos.
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Hoy se dedica a ser estudiante de Comunicación Social con orientación en Comunicación Institucional en la Universidad Nacional de San Juan, mientras descubre qué caminos tomar a futuro.
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Su primer acercamiento al teatro fue la vez que siendo pequeña junto con su madrina vieron tres obras seguidas. En el presente, casi como reviviendo ese primer encuentro, aprovecha para disfrutar de La Teatrina, La Fiesta Provincial del Teatro en San Juan. Es un evento pensado y organizado para que el espectador pueda terminar de ver una obra y entre a otra sala para disfrutar de otra.
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Ama el arte porque es un juego que le permite redescubrirse y reciclarse. Si bien el teatro ocupa un espacio muy importante en su vida, pues creció en un entorno familiar donde este estaba más que presente, lo suyo es la música.
De hecho, es a lo que le gustaría orientar su trabajo.
ABBA es la banda sonora de su vida y Dancing Queen es la canción que la identifica y espera que la siga identificando por siempre, pero Under Pressure de Queen y David Bowie también es muy importante para ella porque se trata de una canción que marcó su niñez. Esta mezcla entre el arte y la comunicación que impregna su vida fue lo que la llevó a inscribirse en el Taller de Jóvenes Periodistas dictado por el Teatro Nacional Cervantes.
Luana Illuminati por Julián Guzzo
Su apellido lo anticipa y su actitud lo confirma: la seguridad y la confianza que Luana Illuminati transmite al momento de referirse a sus intereses tienen el poder de alumbrar el espíritu de quien la escuche… o de quien la lea.
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En su camino, tomar la decisión de estudiar Comunicación Social no significó simplemente el comienzo de una carrera universitaria, sino el descubrimiento de una nueva realidad. Desde Trelew -ciudad ubicada en la provincia de Chubut-, Luana cruzó parte del país para ingresar en la Universidad Nacional de Córdoba, donde se enamoró de la capital del cuarteto por la variedad de actividades que le permite disfrutar de tardes en museos y juntadas en bares.
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Esta constante búsqueda de nuevas experiencias, la impulsó a participar del taller de Jóvenes Periodistas a los 22 años con el objetivo de profundizar su relación con el teatro, aquel amigo de la infancia que conoció desde la actuación y con el que le gustaría retomar el contacto pero ahora ya como comunicadora.
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Luana siempre será Luana si la escritura forma parte de su día a día. Compartir su mirada acerca de todo tipo de temas en medios gráficos es su vocación así como el interés por determinadas expresiones artísticas como el cine, la música y, finalmente, el teatro.
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Desde que tiene memoria, su otra gran pasión es el baile y, a medida que se nutre de las atmósferas citadinas, reafirma su talento en los ritmos urbanos. Ciudad a donde vaya, Luana estará lista para hacerla vibrar con su presencia y, también, con su arte.