“Libertad de ser sin que te maltraten”
La rosarina Ludmila Bauk es la directora y coautora de Gregorio, el zanahoria, la obra para todos los públicos que se presenta en el Teatro Municipal La Comedia de Rosario, uno de los estrenos impulsados por el programa TNC Produce en el país. Con ella habló nuestra Joven Periodista de Santa Fe, tanto del proceso creativo como de las expectativas de recepción.
Por Florencia Tomatis
Cuando todo parece terminado,
surgen nuevas fuerzas,
esto significa que vives.
Franz Kafka, La metamorfosis.
“¿Qué pasaría si Gregorio Samsa en vez de levantarse convertido en una cucaracha se levantase convertido en zanahoria? ¿Y si los personajes hablasen en octosílabo rimado como la gauchesca del Martín Fierro?”: esto es lo que se preguntaron Ludmila Bauk y Agustín Alzari en su hogar momentos previos a que comience a tomar forma la divertida y transformadora aventura de escribir Gregorio, el zanahoria, la obra dedicada a toda la familia que está en diálogo permanente con la novela La metamorfosis, de Franz Kafka.
Sucesos fantásticos y extraordinarios son puestos en escena de una forma sensible y cercana, impregnada de música en vivo, canto y baile, que acompañan el despertar de un sueño destinado a cambiar el curso de la vida de Gregorio Samsa, el pato, el mismo nombre que el personaje de Kafka. Temas delicados como la identidad, la soledad, la búsqueda de la aceptación social y las relaciones familiares están entrelazados de forma armónica para formar un universo de preguntas capaces de movilizar y conmover hasta al más joven de los espectadores.
Bauk, dramaturga y directora del proyecto, cuenta con una extensa trayectoria que se nutre sin cesar de proyectos radiales, teatrales y cinematográficos. De su recorrido teatral destaca la obra Strip Kill (dramaturga y actriz) y el unipersonal El discurso. El ascenso del caos sanador (actriz). Considera que la base de todo esto fue estar convencida de sus ideas: “Me parece fundamental creer en lo que estás haciendo, si tenés miedo de tu idea o no te convence, te cerras. Primero creer en la idea y después el intercambio con los otros de manera abierta. Esto es lo más importante para cualquier proceso artístico”, dice la rosarina.
El trabajo en equipo es uno de los pilares de Gregorio, el zanahoria, que se estrenó el sábado 2 de julio en el Teatro La Comedia, de Rosario. Después de haber ganado junto a su pareja Agustín Alzari una beca del Fondo Nacional de las Artes para hacer un proyecto de teatro para niños, comenzaron a investigar, escribir y pensar la obra. En 2021, el Teatro Nacional Cervantes lanzó la convocatoria “Produce en el país” y la pareja, junto a Aimé Fehleisen, productora ejecutiva y artística, presentó el proyecto y quedaron seleccionados entre aproximadamente 180 espectáculos de todo el país. Dicho programa está destinado a grupos y artistas del país (con excepción de CABA) que presentan proyectos teatrales para realizarse y estrenarse en sus lugares de origen, producidos íntegramente por el TNC, con el fin de federalizar la producción de nuestro teatro nacional.
Un día como cualquier otro, en medio de la más cotidiana de las actividades, aparece la idea de la obra: “Nuestro hijo estaba mirando Zamba y la asombrosa excursión con Martín Fierro, y se nos cruzaron varios escenarios”, comenta Ludmila. Así, de un collage de ideas y universos que conviven, comenzó un proceso de escritura muy particular: “Leíamos La metamorfosis de Kafka y la íbamos adaptando, capítulo por capítulo, una aventura sumamente enriquecedora”.
Uno de los elementos que hacen este espectáculo diferente es que los personajes no son humanos, sino patos. En base a esto, la directora explica: “Acá en Rosario, durante los años 2020 y 2021, fue tremendo porque enfrente están los Humedales del Delta del río Paraná, y los quemaron, entonces vivimos dos años bajo el humo. Fue tan terrible que las movidas artísticas fueron muy grandes”. Una de estas fue la que protagonizaron ambos dramaturgos. Alzari produjo una serie de canciones titulada “Pasitos de la selva” y cada una hablaba acerca de un animal, y Bauk fue la cantante. Este fue un elemento que se sumó al anteriormente mencionado “collage de ideas y universos”.
Mientras que Alzari es domador de letras y melodías, ella tiene el don de la interpretación, de crear mundos creativos y sensibles: “Yo escribía una escena y después él corregía los versos, buscaba las palabras para darle forma a los personajes o viceversa. Fue realmente un proceso de escritura de a dos y esto me parece muy importante, para cada uno y para la obra también”.
La magia sucede en cada uno de los rincones de la obra, en palabras de la directora: “En el escenario se acompañan los momentos con música, con efectos de sonido y también con canto y coreografía. Las canciones aportan información sobre lo que le sucede a los personajes y lo hacen de una manera muy linda y divertida”. Momentos llenos de frescura, visuales y ritmos van de la mano hasta el final con esta historia tan particular sobre un pato que se levanta siendo zanahoria.
Con un elenco seleccionado a partir de un casting abierto para actores y actrices de la ciudad de Rosario, los ensayos estuvieron llenos de dedicación: “Trabajamos durante dos meses, seis horas por día, de lunes a viernes. Hacíamos cuatro horas de obra sumadas a dos de coreografía y canto para dedicarle tiempo al montaje de obra”. Los mismos sucedieron en dos lugares: el Teatro La Comedia, donde se presenta hasta el domingo 28 de agosto, y el Centro Cultural Fontanarrosa, ambos sitios espaciosos y generosos en cuanto a recepción y acompañamiento.
Gregorio el zanahoria es una oportunidad para conectar con un mundo de fantasía, sensible y divertido a la vez. La directora busca principalmente “que pueda transmitir cosas, que los haga emocionar, que los haga pensar, que se puedan divertir, y que conecten con el mensaje claro: tengo libertad de ser, y no por eso me tienen que maltratar”. No solamente el público infantil será el que acompañe a Gregorio en su despertar siendo zanahoria y no pato, sino también los adultos: “Así como en La metamorfosis, se habla sobre temas como las deudas, la familia, la falta de trabajo, quizás un adulto percibe estas cosas y un niño muchas otras”. Así como Ludmila está convencida de cada una de sus ideas, también lo está de que nadie puede entender mejor la historia de Gregorio Samsa que un niño o niña.
Desde el sábado 2 de julio, entonces, se presenta en el Teatro Municipal La Comedia, en Mitre 958, los sábados y domingos, a las 16, y durante las vacaciones de invierno, de miércoles a domingos, a la misma hora. Las entradas, muy accesibles, cuestan 500 pesos y se adquieren en la boletería del teatro de martes a viernes de 9 a 19, los sábados de 9 a 13 y los días de función desde dos horas antes del comienzo del espectáculo. También podrán adquirir las entradas a través del sitio: www.1000tickets.com.ar.
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