¿Cómo se queman los prejuicios?
Y que todo arda, de la provincia de San Juan, es una de las obras coproducidas este año por el Teatro Nacional Cervantes en el país. Nuestra Joven Periodista sanjuanina cubrió los ensayos y siguió el proceso creativo junto con el grupo artístico.
Por Emilia Illanes (desde San Juan)
El viento Zonda se hace aún más presente en esta época del año, el invierno regala sus últimos días de frío y las jornadas comienzan a alargarse. Indicios que revelan lo mismo todos los años, casi un mes antes, que llegó la primavera a San Juan. El calor comienza a sentirse en el ambiente y en el teatro también. Uno de los espacios culturales más importantes de la Ciudad de San Juan es el Teatro del Bicentenario, donde se presenta la obra Y que todo arda, del escritor y director Juan Francisco López Bubica. Esta nota es la crónica de la etapa previa al estreno, producido el sábado 10 de septiembre.
El proyecto aborda una problemática de género a través de la historia de un amor juvenil. Les integrantes de la familia Green colapsan al intentar buscar una inexistente solución a la sexualidad de su hijo. La propuesta fue seleccionada sobre un total de 177 proyectos presentados en el marco de la convocatoria TNC Produce en el país 2022, perteneciente al Teatro Nacional Cervantes. El programa promueve el desarrollo de artistas locales en diferentes ciudades para que formen parte de la programación nacional, más allá de su sede central.
Un día de ensayo
Subir al primer piso, doblar a la izquierda, entrar por la puerta que está al final del pasillo: ésas son las indicaciones que hay que seguir para llegar a la sala de marcaciones, donde el elenco ensaya. De lunes a viernes, de 14 a 20, las paredes del salón arden, los prejuicios se queman y la vulnerabilidad aflora. Las luces impactan contra el piso de madera y provocan un ambiente brillante. En el medio del espacio, dos personas bailan sin apartar la mirada. De fondo, pero no por eso menos importante, se escucha la canción de la obra que transporta a les presentes a una fiesta. Esta es una pieza musical electrónica compuesta por el músico Gabriel Dávila para quien “el tema cumple con la función de bailar pero también transmite una cuestión emocional e intrínseca de la obra, algo que es triste, trágico, pero que a la vez tiene un dejo de esperanza”.
Les actores que se encuentran en la sala son Lulo Milán y Matías Puig. Ambos bailan para afianzar los movimientos de la primera escena, Epifanía. El cuerpo de Lulo, quien caracteriza a Mei, una persona no binaria con rasgos orientales, se desliza fluidamente hacia Jean Paul, el personaje de Matías, un chico rubio, con plata y apellido de renombre. Entre elles juegan, se buscan, se gustan. López Bubica recorre el lugar mientras observa todos los puntos de la escena: “Lo que pase ahora -les dice- nunca va a volver a pasar tal cual y nadie lo va a ver, solo ustedes, así que registren los movimientos y lo que les pasa con eso”.
La siguiente escena que ensayan es Pendorcho, donde la familia Green pone en discusión la putez de Jean Paul y la identidad sexual de Mei. Previamente, el director les pide que levanten la mano a la cuenta de tres, quien lo haga primero puede elegir la música para entrar en calor. Este es un juego que se volvió habitual en la grupalidad. Mientras suena Psycho Killer de Talking Heads, les artistas se movilizan libremente y habitan el espacio. Luego, durante las pasadas actorales, López Bubica y el asistente de producción, Jose Meni, realizan anotaciones para expresarlas al final del ensayo. En esta escena les actores y actrices deben quitarse la ropa y quedar desnudes. Es notoria la valentía con la cual trabajan la exposición y abordan profesionalmente esa parte de la obra. Sin embargo, al momento de poner en común las devoluciones, el director expresa un poco indignado que la energía de la puesta cae a partir del desnudo y remarca que deben llevar un registro de la misma para que salga mejor.
Movimientos y fisicalidad
Un nuevo ensayo empieza y esta vez la actividad de la jornada está enfocada en la fisicalidad. Falta menos de un mes para el estreno y a esta altura les teatreres ya saben el texto casi en su totalidad. Ahora, a través de diferentes ejercicios trabajan la movilidad, en palabras de Andrea Huertas, quien interpreta a Pepa, madre de Jean Paul: “Trabajamos cómo nos movemos en el espacio, hasta dónde llega uno y hasta dónde el otro”.
A continuación, comienza Redención, la tercer escena de Y que todo arda, protagonizada por Silvio “el Negro” Guevara quien le da vida a Olivert, el padre de la familia Green, un hombre conservador y heteronormativo. López Bubica coloca unas sogas blancas sobre el cuerpo de Silvio, estas pasan por su pecho y atan sus hombros y pies. De fondo, se escucha un sonido de fuertes ráfagas de viento. Mientras el actor camina hacia delante, el director tira de las cuerdas hacia atrás y limita su movimiento. Olivert lucha contra la corriente, su forma de desplazarse por el espacio se convierte en una especie de danza contemporánea. Además, el clímax que genera Guevara con su actuación es atrapante, sus miradas profundas y fijas dejan entrever el peso y el sufrimiento del personaje. Silvio expresó: “Olivert es alguien que desgraciadamente conocemos y tenemos dentro de nuestras familias. Cuando la obra se estrene este personaje va a llevar al público a un lugar donde todo se quema”. Al finalizar la pasada, todes aplauden y el director lo felicita.
Proceso actoral
Con el pasar de las semanas el proceso actoral avanza rápido, les artistas se acercan y conocen con mayor profundidad las personalidades de sus personajes, lo que más les duele, sus padecimientos y sus deseos. “Todes sufrimos algo con nuestro personaje, es el punto donde uno llega y no sabe qué hacer, el momento de duda. Cuando uno se anima y rompe esa línea, se encuentra con el personaje. Creo que es necesario llegar a ese lugar de quiebre, de colapsar la cabeza, el cuerpo, y en ese momento, poder respirar es la satisfacción del esfuerzo”, dijo Raúl Eduardo Páez, quien interpreta a Sereno, el fiel sirviente de la familia Green. Por otro lado, Andrea Huertas comentó que para hacer carne el personaje hay que enamorarse del mismo. Sin embargo, el desafío es querer incluso cuando no se comparte nada con la personalidad del personaje.
También existen choques entre les representantes y las figuras representadas. Por ejemplo, Mei transita partes dentro de la obra donde se le señala y juzga por su identidad de género. Lulo, su intérprete, explicó: “Mei es evolucionada, no le duele caminar por esos lugares, y yo me preguntaba ¿Por qué no le duele? El viaje de la violencia era una parte del proceso que me afectaba”. Marlene, por otro lado, es una mujer joven y hermosa que vive en un estado de urgencia en el que su representante en escena, Anahí del Valle, no se encuentra: “Si bien yo no soy una persona pasiva, comprender esa inmediatez de Marlene y lograr tonos de voz burdos es lo que más me costó”, dijo del Valle.
Vestuario y coreografía
En la última semana de ensayo, antes del estreno, se realiza una pasada de la obra completa que incluirá una prueba de vestuario. Una de las vestuaristas, Emilce Linares, explicó que su tarea es saber ubicar la indumentaria alrededor del escenario en relación a las salidas y entradas de cada personaje, y por eso debe estudiar la obra en detalle.
Después de ensayar la última escena, Epílogo de un súper chino, antes del saludo final todes les personajes sorprenden con una coreografía grupal. Para la coreógrafa Victoria Balanza, “fue un gran desafío porque los actores no son bailarines y no trabajan habitualmente con su cuerpo específicamente con la danza, salvo Raúl”. Los movimientos que presenta la propuesta fueron pensados para cada personaje según la movilidad de quienes ponen el cuerpo. “Buscamos que no les generen una complejidad y una frustración a la hora de encarar una coreografía con directivas específicas”, agregó Balanza.
De cara al estreno
Una vez que culmina el ensayo, el director, el asistente y la productora Ana Paula Ordines dan las devoluciones. Las apreciaciones son muy específicas, se centran en el hilo fino de la actuación: todo toma forma para el estreno.
Les actores y actrices coinciden en que el interés por participar en la obra pasó, en un primer momento, por trabajar con el director. Lo describieron como alguien exigente y perfeccionista, que propone desafíos tanto en lo actoral como en lo personal y como un gran amigo. Además, definieron su metodología de trabajo como una disciplina espiritual y física a través de la cual aprendieron intensamente sobre fisicalidad e interpretación.
Por otro lado, agregaron que otro de sus intereses por participar de la producción fue el hecho de que la produjera el teatro público nacional. Remarcaron la importancia de tener este tipo de oportunidades en San Juan: “Todo lo que se hace a nivel independiente requiere esfuerzo y cuando aparece una producción de este tipo que banque a nivel económico, da tranquilidad y placer trabajar”, comentó la actriz Andrea Huertas.
¿Qué va a arder?
Mientras toman sus bolsos y mochilas les artistas comentan lo que les gustaría que sucediera el día del estreno. En su totalidad, coincidieron en que desean lograr un despertar en un público conservador. Sus miradas al hablar son sinceras, buscan que les espectadores hagan una reflexión, una revisión interna de lo establecido como única verdad, como única familia. “Ese es el fin último del teatro, desafiar. El público no debería salir igual que como entró”, dijo Andrea Huertas. Por último, el actor Raul Eduardo Paez agregó: "Va a arder el alma, el público, las plantas de los pies y las miradas. Todo va a arder, Porque es necesario, para que se derrumbe y se vuelva a construir, para generar una transformación”.
Baja el telón. El elenco sale por la puerta, las luces se apagan, la sala de marcaciones deja de brillar pero sus paredes aún arden.
Ficha técnica
Autoría y Dirección: Juan Francisco Lopez Bubica
Diseño de escenografía: Negra López
Diseño de vestuario: Tania Viglione
Diseño de Iluminación: Tachi Saez
Música original: Gabriel Dávila Kurbán
Sonido (Masterización): Asecas Studio
Caracterización y maquillaje: Las Calzas de Moliere
Coreografía: Victoria Balanza
Asistente de dirección: José Meni
Productora local: Ana Paula López
Realizadores escenográficos: Renzo Martin, Grillo Entz, Franco Lucero, Eliana Acosta, Candela Obredor Raboy y Tatiana Vázquez
Realizadora de vestuario: Graciela Sanchez
Funciones: Los días 10, 15, 16 y 17 de septiembre, a las 22. En el Teatro del Bicentenario (Las Heras 430 Sur, San Juan).
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