Cuatro Socorros para el Teatro
Cuatro niñas actrices, las intérpretes de Socorro en Familia no tipo y la nube maligna cuentan acerca de su trabajo, cómo es estar en un proyecto de esa envergadura, cómo lo vivieron y qué sintieron en los diferentes momentos.
Por German González Dorfman.
Familia no tipo y la nube maligna es un espectáculo apto para todo público sobre cómo les adultes gestionan sus temores. Todo comienza cuando Socorro, una niña, no logra dormirse y le pide a su familia que le invente cuentos de terror. Pero no solo no se atemoriza sino que se divierte cada vez más y pasa una noche inolvidable, lejos de la cama y del sueño y cada vez más cerca de fantasías.
Con la autoría y dirección de Mariana Chaud y Gustavo Tarrío, la obra se estrenó en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes el jueves 21 de julio. Catalina Di Meglio, Greta Halperín, Cleo Moguillansky y Sophia Wiemer Llorensi son las cuatro actrices que turnan las funciones para dar vida a Socorro. Se juntaron en el foyer del Teatro Nacional Cervantes, un domingo antes de la función para hablar sobre su experiencia con el espectáculo.
Cata y Sophia tienen 9 años mientras que Greta y Cleo, 11, pero las cuatro coinciden en pertenecer a familias muy relacionadas con el arte. Por ejemplo: la mamá de Greta es Mariana Chaud, autora y directora de -entre muchas otras obras- Familia no tipo, mientras que la mamá de Cleo es la coreógrafa Luciana Acuña y su papá, el cineasta Alejo Moguillansky. Sin embargo, para todas fue su primera experiencia en el teatro. Catalina es hija del historiador y director del Museo Histórico Nacional, Gabriel Di Meglio quien, además, fue actor callejero. Para Sophia, su debut es todo un hito familiar porque desde sus abuelas hasta su mamá, ella es “la que más joven empezó a trabajar”. La experiencia de Cleo fue fundamentalmente en cine ya que trabajó en La edad media y en Vendedora de fósforos, bajo la dirección de su papá, aunque aclara que el teatro es otra cosa: “Cambia mucho, sentís todas las miradas del público. Y también tenes que ensayar, no hay una segunda chance”.
Todas cuentan con emoción el primer ensayo. “Primero vimos toda una función de lo que ya se había ensayado y después hicimos la primera escena, cada una. Ese fue el primer ensayo de las cuatro juntas. Después fue una por una”, recuerda Greta. A Cata también le pareció divertido ver a las otras personas actuar, ya que cambiaba la obra, porque “cada una hacía una cosa diferente”. Según Sophía, “los ensayos eran de tres horas y tres veces por semana”. Todas destacan el buen ambiente y el nivel de compañerismo de sus compañeros: “Son recontra copados todos” es como Cleo define al elenco.
Al turnarse en las funciones, cada una tuvo un estreno propio pero cuando les tocó fue para todas un momento lleno de nervios. En cuanto se subió el telón y vieron la sala llena de personas, incluyendo familiares y amigos, tuvieron su propia manera de llevarlo. “En un momento te relajas y ya no te importa mucho”, reconoce Greta. Para Cata, la experiencia fue muy rara pero divertida: “Cuando actuó para personas que ya conozco me da más vergüenza que cuando actuó para personas que ya no vea nunca más”. Pero una vez terminada la obra, cuando los actores hacen el saludo final, todas comparten que todavía siguen con sentimientos de excitación y felicidad. “Quiero que siga”, reconoce Greta riendo.
Antes del estreno cada una intentó mejorar sus defectos. A Greta le aconsejaron que module “porque hablo muy rápido”; Cleo dice que también, pero porque “hablo muy seguido”. Cata cuenta que siempre intenta recordar todo lo que tiene que decir y cómo habla bajito “a veces sí digo las cosas pero parece que no las digo”.
La experiencia para todas es muy estimulante y están con ganas de seguir trabajando y haciendo cosas. Incluso a Sophia la ayudó a decidirse: “Ahora sé que quiero estudiar comedia musical”. Para Greta podría resultar una situación especial que su mamá sea la directora, pero no fue así. No solo porque fue dirigida por Gustavo Tarrio, amigo de la familia, sino porque todo sucedió con naturalidad: “Yo le digo mamá en todos lados”.
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