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Ciclo Conversaciones: El ojo del destino


Ornella Aguilar Merlino y Candela Rodríguez, dos Jóvenes periodistas, cuentan sus versiones sobre qué pasó y qué se dijo durante la charla Zoom con les artistas de la obra y el público.

I- Nunca se fue, sigue acá


Por Ornella Aguilar Merlino


“Estábamos todos con una manija de decir: hagamos teatro, miremos teatro, conversemos teatro”, exclamó de manera entusiasta y festiva Lucia Adúriz, actriz de El ojo del destino, y todos sintieron en el cuerpo que, a pesar de la neblina que no parecía mostrar un futuro teatral prometedor y próximo, había que continuar resistiendo, no olvidarse de esas ganas, de esa necesidad básica de hacer teatro.

Este encuentro fue un testimonio de esa actitud: en la tarde del miércoles 19 de mayo, parte del equipo de la obra El ojo del destino y el equipo de trabajo del Área de Gestión de Públicos del Teatro Nacional Cervantes estaban reunidos a través del único canal que podían, el virtual. La obra, escrita por Francisco Estrada y dirigida por Mariela Asensio, cuenta con la interpretación de la actriz ya mencionada, junto con Osqui Guzmán, Laura Cymer y Agustín Rittano.

La cita, disponible en el Cervantes online, era para dialogar con la directora, su autor y una de sus actrices (Adúriz), moderada por la periodista Leni González y el director y dramaturgo Juan Pablo Gómez. Un encuentro para reflexionar sobre el proceso creativo de la puesta y sobre el quehacer teatral en estos tiempos. Un intercambio que se completa con la participación del público, integrado por estudiantes del taller Jóvenes Periodistas del mismo teatro y por otros interesados de la escena.

La charla comenzó con la presentación de cada uno de los creadores y sus recorridos, para seguir con las preguntas. El primer elegido es el autor Francisco Estrada, quien luego de agradecer el espacio dado al teatro por el Cervantes, “una especie de oasis en medio de la situación”, diferenció al texto en relación al resto de su trabajo. Según opinó, su obra actual está atravesada por alusiones históricas pero poetizadas, por voces y sobre todo, por imágenes, disparadores claves en su proceso de escritura: “El trabajo fue laburar con imágenes y tratar de mantener el texto vivo todo el tiempo con nuevas imágenes”. Fue un proceso sin ideas prefijadas, sino partiendo de una imagen pregnante y esquiva - un ojo en un vaso de vidrio- y desde ahí, estar abierto a lo que pueda aparecer en la escritura.

Por su parte, la directora Mariela Asensio contó cómo fue su aproximación al texto. Empatizó con esa mezcla de “lo trash con el humor” y con ese rasgo surrealista que lo caracteriza. Sin embargo, advirtió que, sobre todo, el texto la invitó a salir de sus mundos conocidos para habitar nuevos. Para apropiarse del material, sin borrar las cualidades previas dadas por el autor, creyó necesario incluir dos elecciones estéticas en la representación que le daban su firma: la integración de música en vivo (interpretada por Lucia Adúriz y compuesta por Carmen Baliero) y la decisión de que el personaje de Peto, el muñeco ventrílocuo de la obra, sea interpretado por un actor/actriz. Tarea que llevó adelante Adúriz, actriz recurrente en el trabajo de la directora quien subrayó la importancia en la elección de los actores para encontrar una forma común y armónica de trabajar. También remarcó el trabajo de la escenografía (María Oswald), la iluminación (Gonzalo Cordova), el vestuario (Vessna Bebek), y una vez más, la música (Carmen Baliero). Todos lenguajes escénicos esenciales para configurar ese circo signado por la violencia que propone la puesta.

Finalmente, las preguntas se dirigieron a Adúriz para ahondar en la composición de su personaje Peto. Antes de que la actriz comenzara a responder, “su hinchada” se hizo presente en el chat para felicitar su trabajo como actriz. Muy agradecida, contó sobre su composición donde reinó la absoluta libertad, apertura y flexibilidad para jugar y probar con el personaje: “Peto es eso, es ese juego y las personas que me invitaron a jugarlo”. También se refirió a las distintas experiencias de la puesta. Por un lado, una presentada al aire libre y con público, en el ciclo que se organizó en la Biblioteca Nacional, durante enero y febrero de este año; y, por el otro, en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes. En el primer caso, la posibilidad de volver a hacer teatro se vivió como una fiesta. En el segundo caso, la puesta fue filmada sin público pero opina que casi no se sintió por el carácter “tan teatral” de la obra.

La conversación continuaba, las voces de creadores y público volvían a mezclarse. No se quiere dejar de respirar teatro. Los artistas contaron sus futuros proyectos, algunos interrumpidos por el contexto, pero sin dejar de expresar la ansiedad que tienen de volver al escenario. Esta cita con el teatro, necesaria y celebrada, se agradece. Las cámaras se apagan, pero el teatro sigue ahí, resistiendo. Sigue como sinónimo de trabajo, de imaginación, de mundos posibles, de encuentro y sobre todo, de ganas de seguir haciendo.



II- Tragedia, miseria y mucho humor

Por Candela Rodríguez

El ciclo Conversaciones del Teatro Nacional Cervantes fue creado en 2020 y, a través de entrevistas, busca dar a conocer los aspectos principales de una selección de obras teatrales, lograr un intercambio interesante y un vínculo enriquecedor entre los artistas y los públicos. Estas charlas se dan vía Zoom y sus moderadores son Leni González y Juan Pablo Gómez.

La conversación de la tarde del 19 de mayo tuvo como tema principal una de las obras ganadoras del concurso Nuestro Teatro: El ojo del destino. Trabaja desde lo tragicómico, y muestra una porción de la miserable vida de dos trabajadores de un circo mediocre y su sueño de escapar a la ciudad.

Tres de los representantes de El ojo del destino, el dramaturgo Francisco Estrada, la directora Mariela Asensio y la actriz Lucía Adúriz; personas de todo el país interesadas en la obra; y, por último, los Jóvenes periodistas, compartieron opiniones y se conocieron un poco más. Todos tuvieron la oportunidad de formular preguntas a los artistas a través del chat.

Francisco Estrada trabajó en producciones audiovisuales como Proyecto aluvión, serie televisiva sobre los mitos del peronismo y la clase media. En un redireccionamiento hacia la dramaturgia, presentó la obra teatral El ojo del destino, en el concurso del TNC, Nuestro teatro. Por otra parte, Mariela Asensio, además de ser directora, es autora, actriz y docente, y trabajó en proyectos como ¡Vivan las feas! y Malditos todos mis ex. Por último, la actriz Lucía Adúriz estudió en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, y participó en obras como Nadie quiere ser nadie, Están lloviendo hombres y en un original musical cumbiero llamado Mishiadura bailable.

Ante la observación de Leni acerca de que, en general, las anteriores creaciones audiovisuales de Francisco tienen como subtexto “el tema de las frustraciones”, “el querer salir de la miseria y no poder”, el autor teatral y antes cineasta, estuvo de acuerdo. Sin embargo, explicó que su trabajo de producción de El ojo del destino fue completamente distinto a lo que acostumbraba: no buscó darle una significación clara al texto, es más, ni siquiera tenía claro de qué se trataba. Creó a partir de una imagen con la que pensó que “no iba a poder escribir nada” y fluyó. Eso permitió un mayor margen para la creación de sentidos y apropiaciones por parte del público, que eligió libremente dónde poner el foco.

“Había algo de una posibilidad, una ilusión de la ciudad que no está acá, sino que tenemos que salir a buscarla”, explicó Francisco. Contrapone la idealización de la ciudad a la dura realidad que viven los personajes de la obra, completamente marginales y ubicados en “una periferia”.

Mariela, la directora, poco acostumbrada a trabajar en este tipo de obra, tuvo el desafío de ponerle su impronta sin “arrasar con la impronta del texto”. Logró llevar adelante ese universo creado por Francisco desde un lugar genuino y de fusión de ideas. En ese sentido, la mezcla entre lo cómico y la tragedia cumple un rol fundamental. “Mi foco estaba puesto en cómo contar la violencia que la obra expone, con el humor que tiene”, dijo Mariela. “Todo lo que va pasando en la obra está atravesado por la hostilidad, por la violencia de lo que pasa en las relaciones, por lo que no vemos”, agregó.

La intérprete de Peto el muñeco, Lucía Adúriz, sostuvo que esta obra propuso una “apertura y flexibilidad a vibrar y jugar con el otro”. Lucía dijo: “Peto es ese juego y las personas que me invitaron a jugarlo”. Además, hizo énfasis en la importancia de hacer, mirar y conversar sobre el teatro en la actualidad. “Me parece que la obra estaba muy dispuesta y muy al pie para arrojar esa energía”, opinó la actriz.

Además de ser presentada de modo virtual en el canal Youtube del teatro, El ojo del destino tuvo la oportunidad de producirse en la Biblioteca Nacional. En esas -“poquitas”, señaló Lucía- funciones en vivo, la obra se alimentó de la alegría que produjo el reencuentro entre artistas y públicos, llenándose de colores y matices que pudieron aprovecharse en la filmación de la obra en la sala María Guerrero. “La sensación del vivo tenía algo de mucha fiesta porque veníamos todos y todas del encierro”, dijo Adúriz.

Hacia el final de la conversación, los artistas contaron cuáles serán sus próximos trabajos. Mariela Asensio, quien centraliza toda su actividad en marielaasensio.com, estrenará la obra Esa extraña forma de pasión, de Susana Torres Molina, y La casa oscura, dirigida por Paola Luttini. Francisco Estrada participará, junto con cuatro pensadores de diferentes disciplinas -astrónomos, filósofos y artistas plásticos-, en un conversatorio abierto vía zoom de la Asociación de documentalistas (DocuDAC). Lucía Adúriz acompañará con su actuación a Asensio en Esa extraña forma de pasión, y se encuentra ensayando para el retorno a los teatros de la obra ganadora de la convocatoria Óperas Primas 2020, Pampa escarlata, dirigida por Julián Cnochaert.

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