Columna de opinión por Maruja Bustamante, actriz,
autora y directora.
Esta columna de opinión forma parte de un Dossier con perspectiva de género sobre el TNA-TC
El teatro es el lugar de la amistad, de la reunión, del enlace, de las redes. Es un lugar de equipo por defecto así que aquel dicho de “no trates mal a X porque no sabés donde estará el día de mañana” es más que una frase hecha, es un hecho devenido en frase.
¿Por qué aclaro esto? Porque pareciera a veces que reclamar un derecho puede ser el camino indefectible a una lista oscura que te tilda de quilomberx.
La ley de Paridad Teatral nace de unas placas grises que ideamos con Mariela Asensio para denunciar casos de desigualdad dentro del ámbito escénico. Las placas fueron muy bien recibidas por las compañeras. Acto seguido hicimos otra acción virtual: el día de la primavera pusimos en nuestras redes (muchas actrices, dramaturgas, directoras) un elogio a una colega. Facebook se llenó de posteos y esta vez no sólo muchas mujeres se sumaron a la acción sino que algunos varones lo vieron como un acto absurdo, hasta leí por ahí “ahora se quieren todas”.
Quienes queremos la ley sabemos y confirmamos a través de las estadísticas que la presencia de varones cis es contundentemente mayor en todos los puestos de trabajo del Complejo Teatral de Buenos Aires. Entonces: Necesitamos la ley para acceder de forma igualitaria al trabajo remunerado
Es que las mujeres cuando nos juntamos, nos peleamos y competimos y todo eso que nos enseñaron desde chiquitas, pero no es el tema de esta columna. La diputada Andrea Conde convoca a una cantidad de representantes de las artes escénicas (no sólo mujeres sino también mujeres y varones trans y personas no binaries) para que impulsemos junto a ella la Ley de Paridad Teatral del Complejo Teatral de Buenos Aires.
La discusión se está dando en la Legislatura Porteña y recibe el apoyo de muches artistes pero también tiene detractores.
Quienes queremos la ley sabemos y confirmamos a través de las estadísticas que la presencia de varones cis es contundentemente mayor en todos los puestos de trabajo del Complejo Teatral de Buenos Aires. Entonces: Necesitamos la ley para acceder de forma igualitaria al trabajo remunerado.
Dar espacio a otras voces siempre es dar espacio a la diversidad de ideas e imágenes y el arte tiene que impulsar el libre pensamiento.
Quienes piensan que la ley no debería existir argumentan varias cuestiones:
La cuestión del talento (argumento que descarto porque es absolutamente subjetivo, ¿quién dice quien es talentose? ¿Las mujeres, trans, no binaries somos “peores artistes”?)
La cuestión meritocrática o “no quiero que me elijan por ser mujer” (dudo que te elijan solo por eso, pero las posibilidades de acceder van a ser mayores)
La posibilidad de aplicar la ley (es un trabajo posterior y estamos dispuestes a seguir impulsando este derecho).
Dar espacio a otras voces siempre es dar espacio a la diversidad de ideas e imágenes y el arte tiene que impulsar el libre pensamiento. Es verdad que ser mujer, trans o no binarie no implica tener conciencia de género (en este sentido, descarto también la loca idea de algune detractor que dice que “quieren una ley para hacer obras feministas”) pero eso no sería lo que se impone en el reclamo sino mas bien la igualdad en unes y otres en un espacio que es del Estado y debería incluir a toda la sociedad.
