El sábado 29 de septiembre en el Taller integral de formación docente se analizó la obra La vida extraordinaria con la coordinación de Aimé Pansera y Juan Pablo Gómez, quienes convocaron a la especialista Carolina Spataro para abordar una perspectiva diferente: la Educación sexual integral (ESI) como pedagogía presente de forma inevitable.
Por Sofía Vitale y Elis Victoria Rizzo
Pese a la tormenta y las inundaciones el Taller integral de formación docente, llevado a cabo los sábados en el TNA - TC por Aimé Pansera y Juan Pablo Gomez, se realizó junto a lxs valientes que se animaron a salir de sus casas. El encuentro pensado para docentes que buscan ampliar su formación sobre el teatro y su mundo, esta vez puso el foco en La vida extraordinaria, de Mariano Tenconi Blanco. Y, en especial, en el cruce entre la problemática de género y la cultura masiva en la obra. Para eso, fue convocada la mirada de Carolina Spataro, especialista en cultura de masas, subsecretaria de Políticas de Género de la Facultad de Sociales, de la UBA, y autora de Las tontas culturales, donde resignifica el papel de la mujer como consumidora de la cultura de masas, proponiendo evitar la “estupidización”.
Entre los disparadores que propuso para analizar La vida extraordinaria, uno es el de la educación sexual. Para lxs que vieron la obra, protagonizada por Valeria Lois y Lorena Vega como Blanca y Aurora, no será difícil recordar la vida de estas dos mujeres y las dificultades sorteadas juntas como amigas, o solas como madres, hijas y esposas. Los relatos de los personajes están enmarcados en un contexto mayor que se moviliza desde lo universal a lo micro y cotidiano. Mil detalles son los que las envuelven, junto al espectador, al transcurrir los días, los meses y los años para mostrar cómo un gesto o una palabra construyen las decisiones irreversibles que se toman en la vida.
Ahora bien, ¿donde entra la ESI en todo esto? ¿Es posible pensar el derecho a decidir como parte de la pedagogía de la educación sexual? La lucha por la decisión y la autonomía es el centro del debate caliente por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito; el debate por la implementación de una ley sancionada en 2006 que todavía causa controversias y rechazo entre determinados sectores sociales; el debate sobre la pertenencia y elección sobre el propio cuerpo.
La relación que tienen Blanca y Aurora es la articulación de la inocente amistad con la politización de los vínculos íntimos. Habla de una sexualidad que se transita independientemente del contexto social e histórico y de la necesidad de compartirla. Por medio de cartas o diarios íntimos, la escritura y la lectura son las herramientas de estas mujeres para correrse del rol que les toca. Su relación juega con esa pedagogía tan polémica, siempre presente y que por más que no se la acepte se construye naturalmente en todos los ámbitos. La amistad de Blanca y Aurora nos recuerda la tan popular “sororidad” que se sostiene entre las mujeres como bandera de lucha por el derecho a decidir sobre el propio cuerpo.
En un encuentro aparte con Spataro, en la intimidad de un aula de Sociales tomada por el estudiantado, la docente reflexiona sobre la importancia de aprovechar los medios de comunicación hegemónicos para masificar el feminismo y cómo debe intervenir el Estado: “Debería formar productores culturales, multiplicar e incentivar los espacios de formación para que las personas lleven nuevas herramientas a su lugar de inserción profesional”.
Acerca de su investigación Las tontas culturales, el trabajo de campo consistió en tomar contacto con el fans club de Ricardo Arjona para revalorizarlo como un espacio de sociabilidad femenina y desligarlo del prejuicio de la reproducción de patrones culturales machistas. Esto no solo sucede en el ámbito musical sino en todos los sectores culturales. Acerca del teatro comercial y, más específicamente, el teatro de revista plantea que “hay un prejuicio con cualquier objeto de la cultura de masas que sea exitoso, porque lo que vale es el under, lo que aparece en otros circuitos, pero no es tan fácil de acordar unánimemente qué es bueno y qué no, entonces no sé si tiene sentido dar esa pelea”. Su propuesta consiste en “indagar qué es lo que sucede en el encuentro con esas narrativas, por qué permanecen en el tiempo, por qué son exitosos, hay que indagar en el público, corrernos de nuestra posición”.
