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Una aguda parodia sobre la construcción del poder en la Argentina

Reflexión crítica de una Joven Periodista mendocina sobre Los establos de su majestad, dirigida por Víctor Arrojo.


Por Agustina Barbero



Los establos de su majestad es una pieza original de Fernando Lorenzo y Alberto Rodriguez (h), adaptada por Sonnia de Monte y dirigida por Victor Arrojo. Estrenada el 1 de septiembre en el teatro Independencia de la capital mendocina, se trata de una coproducción del Teatro Nacional Cervantes y el Ministerio de Cultura y Turismo de Mendoza, en el marco del programa TNC Produce en el País.

La obra refiere a un momento de la historia argentina en el siglo XIX, “la campaña del desierto”, un proceso que consistió en conquistar grandes extensiones del territorio que se encontraban en el poder de los pueblos originarios.

Anteriormente, Los establos de su majestad ya se había estrenado en Mendoza en 1973 con la dirección de Carlos Owens de Taller Nuestro Teatro (TNT). Un año después, ese lugar fue destruido por una bomba colocada por la organización parapolicial de ultraderecha Triple A. “La mayoría de sus integrantes debieron exiliarse. Otros pudieron continuar solo en la memoria”, informa la voz en off que acompaña al audiovisual (realizado por Eduardo Rodríguez) que el director Víctor Arrojo decidió incluir para rememorar este hecho que marcó a la provincia y quedó en la historia.


La puesta relata la historia de un grupo de hacendados y militares, dueños de una curtiembre, que son liderados por el comandante (interpretado por Pablo Diaz). Este último, sufre un ataque y la culpa es atribuida al “indio”. Desde ese momento, se pone en pie una guerra para exterminar a esas personas y terminar con su cultura.


Pero, ¿cómo lograr resaltar los hechos más impactantes? En la obra se observa cómo este grupo de hacendados llevan adelante la repartija de una torta. El comandante se sienta frente a la mesa y entre todos se la devoran. Solo dejan migajas que luego son tiradas al público. Queda claro que estas personas se quedan con la mayor parte. En esta breve escena, se logra plasmar la discusión que sigue existiendo en la actualidad sobre la distribución de la riqueza. Esas tierras que les fueron quitadas a los “indios” fueron ocupadas por ellos, hechos que no quedaron atrás, sino que resurgen en la actualidad con el conflicto mapuche.



El posicionamiento del director en la obra queda muy claro, los personajes no salen nunca de la escena y siempre se comunican desde una ventana con el exterior. El director da señales de que son cobardes y que no salen a poner el cuerpo por “La Patria”, sino que dan órdenes a los de afuera desde adentro. Pero como responsables en la toma de decisiones tienen las manos bañadas de sangre. Este detalle se refleja en que los personajes llevan puestos unos guantes rojos. Un color que no pasa desapercibido. También, ayuda a relatar la historia de manera paródica. El espectáculo tiene su tono de humor y este accesorio funciona para representar lo clownesco y no caer en tanta solemnidad.



En el contexto actual, el feminismo en la Argentina tiene una fuerte voz y fuerza, por lo que no se dejó de lado. Las mujeres en esta versión de la obra son las que toman las decisiones. La Dama Clotilde (Sandra Viggiani) tiene más poder de decisión que el comandante y la Dama Margarita (Claudia Racconto) le dice qué cosas debe hacer a su esposo. ¿Cómo se logró esto si en el libro no ocurría? El director le pasó muchos textos que debía decir el comandante a la Dama Clotilde lo que sumó mayor peso al personaje e incrementó su fuerza. Los vestuarios también ayudaron en este sentido. Si bien están pensados de manera atemporal, se puede rescatar que ambas llevan puesto pantalones. En ese momento, rompe con los estereotipos de “mujer” debido a que no era un atuendo propio de ellas.



No solo los hacendados fueron los principales protagonistas en la conquista sino también las instituciones: por un lado, el Ejército, el cual es representado por el comandante y el general, y, por otro, la Iglesia, con un fuerte poder en la sociedad, representado en la figura de un sacerdote (Fernando Mancuso) que quiere separar a esos pobladores de su familia, de su cultura y costumbres para implantar la religión cristiana. Mientras que, directamente, el Ejército quería aniquilarlos.


Una vez finalizada la campaña, el embajador inglés (Daniel Encinas) afirma: “Así es mis amigos, está todo listo para recibir al portador del progreso y la civilización de la vieja Europa”. Es decir, como explica la Dama Clotilde, los inmigrantes suplantaran a los "indios".


A Los establos de su majestad le quedan todavía dos funciones más, los jueves 19 y 26 de octubre a las 21, en el Teatro Independencia (Chile 1184, ciudad de Mendoza).


 

Ficha técnica

Título: Los establos de su Majestad.

Dramaturgia: Adaptación de Sonnia De Monte de la obra homónima de Fernando Lorenzo y Alberto Rodriguez (h).

Intérpretes: Sandra Viggiani, Claudia Racconto, Pablo Díaz, Daniel Encinas, Fernando Mancuso y Matías González.

Escenografía: Analía Quiroga.

Vestuario: Marcelo Mengarelli.

Iluminación: María José Delgado.

Música: Aballay & Brachetta.

Audiovisual: Eduardo Rodriguez.

Producción local: Sara Noe Arrojo.

Dirección: Victor Arrojo.


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