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Paola Delgado: “Generamos mucha belleza para equilibrar con la tristeza de la obra”

Actualizado: 8 sept 2023

La vestuarista y escenógrafa de La gesta heroica habla con las Jóvenes Periodistas acerca de la experiencia de trabajar con Ricardo Bartís, el proceso creativo y la puesta en el TNC.

Por Zoe Ledesma y Auca Gómez



Paola Delgado es artista plástica, vestuarista y escenógrafa de cine y teatro. Estudió escenografía, pero dice tener más oficio de vestuarista: “Mis tíos eran sastres y mi mamá modelo, hay una cosa muy hincha en mi familia con la ropa. Tomé esa tradición familiar y empecé a hacer vestuario para bandas en los 80. Era muy fácil la moldería para mi”. Realizó cursos de sastrería, vestuario, diseño de máscaras y pelucas, caracterización y maquillaje escénico, entre otros. “El teatro es oficio”, afirma.

Trabajó en El hotel es un cuerpo a cargo del diseño de vestuario, en su quinta producción en el Teatro Nacional Cervantes (TNC). La obra, que trata sobre el paso de las mujeres trans por el mítico hotel Gondolín de Villa Crespo, se estrenó el 15 de junio. Por otra parte, en su segunda colaboración con Ricardo Bartís, es la responsable de la escenografía y vestuario de La gesta heroica (LGH), última obra del director antes de cerrar el Sportivo Teatral (Thames 1426) y que iba a estrenarse en marzo de 2020 pero tuvo que retrasarse por la pandemia del Covid-19.


-¿Cómo fue el proceso creativo y la ejecución para La gesta heroica?

En general, Bartís trabaja con improvisaciones hasta llegar al texto, luego los actores se lo aprenden y ahí empieza la puesta. Hay un período de varios meses hasta que se llega al guión. En el caso de La gesta heroica (LGH), ellos trabajaron sobre El rey Lear (obra de Shakespeare) e hicimos una primera puesta para el Sportivo. Por temas de subsidios y cosas que faltaron, Alejandro Tantanian (ex director del TNC) le propuso a Bartís ir al Cervantes. Al principio no quiso, porque la sala María Guerrero es muy grande, pero terminó accediendo porque “giraron la sala”, al igual que hizo con Muñeca (de Armando Discépolo), en 1995, y posicionaron al público en el escenario. Él no quiere que se pierda la gestualidad del actor, prefiere que sea algo íntimo.

Para realizar la escenografía voy a ver las improvisaciones. Esta vez pasó que ya lo conocía a Bartís, su poética y estética. La otra vez que trabajé, en cambio, necesitaba hacerme una bajada, no me conocía, no teníamos confianza. Tuve que presentar bocetos y fotos de referencia, todo lo que sirviera para ver si los dos estábamos pensando igual. Ahora tenemos muchísima confianza y cuando me dice algo ya sé lo que quiere, si me pide una silla sé exactamente qué silla quiere. No todos los directores trabajan así, a veces hay que hacer una investigación del personaje para poder construirlo y yo propongo ideas desde esa investigación, averigüo el contexto porque no está todo en el texto; pienso en qué tiempo político es, qué tiempo de la historia, qué trabajo tienen, hago un trabajo social, todo me sirve.

En el caso de LGH, es una casa chorizo contemporánea, dentro del terreno de un parque de diversiones. En los años 70 estaba entera, pero luego todo se vino abajo. La escenografía que se ve en la María Guerrero es una gran maqueta de la habitación del Sportivo donde estábamos trabajando; hasta tomamos las medidas, es la misma habitación, solo que la boca de escena es más grande. Hay muchos juguetes y otros objetos. La obra es cruda, lo que hicimos fue generar mucha belleza para equilibrar con esa tristeza.


-¿Cómo capturás la esencia de una obra? ¿Con qué comenzás?

Cuando la obra está escrita, trabajo desde una imagen cero, que surge de leerla y ponerme a hacer algo artístico ni bien termino. Es como un acto reflejo inmediato, conectás con algo propio, muy sensible y artístico. Después investigo la sintaxis de la obra, cómo se entrecruzan, juntan o separan los personajes, el contexto donde transcurre, etcétera. Luego le pongo el peso, el color, las texturas.


-Dentro de La gesta heroica, ¿hubo algún personaje o alguna parte de la escenografía que fuera un desafío?

La escenografía todo el tiempo se me dificultó, hubo que girarla y la sala tiene declive y un telón cortafuego. La parte de adelante está en escala, pero la de atrás hubo que acomodarla por el telón. Yo quería sacarlo pero me dijeron que no. La escenografía está montada en un carro para poder sacarla y me costó pensar su logística.


-Bartís busca trasladar la esencia del Sportivo a todas sus puestas en escena. ¿Qué opinás sobre eso y que el público y el elenco estén todos en el escenario?

A mi me encanta lo que pasa. Hay mucha gente que entra y está a las puteadas, yo los escucho. Se quejan de todo, de las gradas, del Estado que no pone plata y no sé qué. Es cierto que hubo un problema al principio con las gradas y la gente no veía, pero ahora eso se resolvió. Y a quien le moleste que se gire el escenario le diría: “Bueno, lo siento, pero es hermoso, señor. Usted nunca estuvo de este lado, es una foto hermosa”.


-Ahora que la obra está en cartelera, ¿cuál es tu rol?

Paso a ver que todo siga igual, caigo de sorpresa a ver qué está pasando e inspecciono. Pero acá me cuesta un poco más que en el independiente, en Yo escribo. Vos dibujás (obra de Federico León estrenada en 2019 en el TNC) me echaron, eran muchos actores y yo era como una madre sobreprotectora. En un momento me dijeron “¡basta!”, porque tocaba todo.


-¿Cuáles son las diferencias entre trabajar en la escena independiente y en el Cervantes?

Disfruto mucho trabajar acá, pero es lento y burocrático. Si acá se rompe algo no puedo ir y arreglarlo, quizás tengo que mandar un mail y esa parte no está buena. Entiendo que somos muchos y el teatro es muy grande. En el independiente, el problema es el dinero, todo el tiempo hay que ingeniárselas por falta de recursos. Cuando vengo acá me cuesta cambiar el chip del límite económico. En el comercial, no trabajé y no creo que vaya a trabajar.


-¿De qué depende la elección de un proyecto?

Ahora pregunto bastante, antes era muy entusiasta y agarraba todo, fundamentalmente por una cuestión de dinero. Con el tiempo me di cuenta de qué cosas son un “no”, ya sabés qué y cómo va a funcionar.

No quiero entrar en procesos que requieran mucho quilombo o que no van a llegar a ningún lado, si hay una energía narcisista tampoco. Primero leo, me tiene que copar la obra. Hay veces que no tengo tiempo y ayudo desde otro lado, hago un asesoramiento, trabajo en todo el proceso pero desde afuera. No todo es cuestión de guita.




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