¿Un género en extinción?
- gestiondepublicos
- 14 oct 2024
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Nuestra Joven Periodista se pregunta sobre qué será de la crítica teatral y de quiénes intentan ejercerla, en un contexto de retroceso de la prensa gráfica frente a la predominancia de formatos digitales.
Por Paloma Doti
Un día, el diario dejó de oler a tinta. Las palabras comenzaron a imprimirse en las pantallas y los medios digitales se apoderaron de la prensa. La manera de escribir, leer y comunicar cambió. Y la crítica teatral no fue la excepción. Con el surgimiento de las redes sociales, la aceleración del tiempo y la reducción de la atención, el periodismo gráfico en general y la crítica en especial está buscando qué nuevo rol ocupará en la escena.
Con un poder que rozaba lo divino, la mirada de los críticos llenaba o vaciaba las salas. Las firmas hacían temblar a los elencos y los diarios dedicaban páginas enteras al suplemento de espectáculos. Desde que la Internet llegó para quedarse, esta especialidad de la sección Espectáculos sufrió recortes en los medios de comunicación tradicionales en nuestro país. En un intento por modernizarse y apelar a públicos más amplios, se hizo un ajuste de cuentas donde la cultura, pensada como un producto exclusivo para un “nicho” intelectual, fue cada vez más relegada.

Las redes sociales ofrecieron una plataforma que permitió que todos pudieran ser comunicadores. Desde casa, con un celular y una buena conexión, los espacios que antes sólo pertenecían a firmas profesionales y especialistas pueden ser ocupados por cualquiera que se anime. Crear contenido era exclusivo. Ahora, tal producción es masiva. La sobredosis de información llevó a formatos cada vez más dinámicos y cortos: las tradicionales notas, más o menos extensas (según el espacio que el medio le otorgara), que revisaban con fundamentos las obras de los distintos circuitos teatrales, quedaron obsoletas. Ahora, es popular buscar en TikTok, Reels o Instagram, reseñas hechas por observadores muy hábiles en el lenguaje audiovisual que comparten sus opiniones sobre espectáculos para sus seguidores. Se trata de videos o posts breves, casi siempre positivos, que recomiendan adónde ir.
“A la gente le gusta ver caras. Ver una persona hablando es mucho más atractivo que leer algo escrito”, cuenta Nadín Gulman, actriz, dramaturga y creadora de videos sobre obras de teatro. Su cuenta @soytuespectadora posee videos con más de veinte mil visualizaciones, donde realiza mini reseñas de no más de un minuto -“porque si no la gente no los ve”, dice- sobre teatro en la ciudad de Buenos Aires. Asegura que desde que empezó a publicar en redes, solo pagó una entrada.

Los videos empiezan generalmente con una pregunta o una introducción atrapante para retener la atención de quién lo mire, continúan con los datos de la obra y califican desde la opinión personal. Son invitaciones al teatro que se diferencian de un análisis objetivo al que están sujetos los medios tradicionales. Apelan a las emociones porque, en palabras de la influencer Nadin, “la palabra ‘crítica’ tiene una connotación super negativa. Me gusta llamarlas ‘reseñas’ o ‘coberturas’. Empecé a hablar diferente de las obras. Quizás no tanto con tecnicismos, sino con cuestiones emocionales”.
La búsqueda por crear artículos atractivos -en un momento donde la prensa está desesperada por recuperar el espacio perdido, sumado al viraje del público de los medios tradicionales hacia los nuevos formatos digitales- no fue amigable con la preservación de la crítica teatral. Los mismos críticos y periodistas que la realizan la consideran un fenómeno en extinción y se desalientan ante el desamparo con respecto al modo en qué mutará el vínculo de la cultura con el periodismo. El periodista Alberto Catena reflejó la problemática en su libro La crítica teatral en los medios gráficos en Argentina de 1960 a 2022: El discreto crepúsculo de un género periodístico, publicado por la editorial del Instituto Nacional de Teatro. En su obra, el autor escribe: “Es bastante triste admitirlo y mucho más asimilarlo, pero el oficio de los críticos teatrales en diarios y revistas, no parece ofrecer esperanzas de continuidad en los diarios, al menos, como labor valorizada y digna de respeto. Ni mucho menos de un probable retorno a las condiciones que permitieron en otro tiempo cumplir esa función con dedicación absoluta y buena remuneración.” Sobre la mutación de las críticas teatrales en Internet, Catena señala que el nivel de análisis es menor: “Lo ofrecido en las columnas es cada vez un material más exiguo porque, de acuerdo con los códigos y puntos de vista que rigen en el periodismo predominante en el país y en muchos otros lugares del mundo, la gente no tiene tiempo para leer y necesita que aquello que se le transmite sea cada vez más escueto y reducido y, en lo posible, la oriente, evitándose la tarea de pensar, que es tan aburrida, según los cultores del nuevo credo”.

Alejandra Herren, reconocida crítica teatral y actual jefa de prensa del Teatro Nacional Cervantes, acuerda con esta visión: “Ya no creo en la crítica. El periodismo como yo lo aprendí ha dejado de existir. Ahora es otra cosa a la que se le sigue llamando periodismo. Ahora tenemos blogueros y lo que hacen son reviews”.
La principal preocupación de aquellos que transitaron el oficio es dónde se encuentra el juicio crítico en los nuevos modos de hablar de teatro en los medios. No existe en estos formatos sustento para calificar de malo o bueno a un espectáculo, ni personas “autorizadas” por su experiencia a realizar tales observaciones. En palabras de Herren, “una reseña la puede hacer cualquier espectador que sepa leer y escribir. Le puede gustar o le puede no gustar pero no hay un sustento de eso. Ha desaparecido el juicio crítico. Quedan algunos sueltos que todavía lo practican pero somos grandes ya. La gente más joven no ha tenido contacto con el periodismo como era y está inmersa en este mundo de la digitalización”.

Los actores siguen actuando. Los espectadores siguen yendo al teatro. Los medios siguen produciendo contenido cultural. El interés por hablar de las obras existe. Nombrada “crítica” o “reseña”, las opiniones sobre qué ver siguen siendo relevantes. El público que busca empaparse en el mundo teatral sigue expectante de comunicadores que circulen la voz sobre en qué butacas sentarse. El conflicto entre estos dos modos de acercarse a los espectáculos no significa de ninguna manera una extinción del género sino una profunda transformación y una apasionante búsqueda por seguir creando piezas que impulsen la cultura.

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