La feria de exposición y venta de libros, el desarrollo de talleres performáticos y charlas con artistas nacionales e internacionales fueron las actividades que conformaron este evento que duró tres días en el TNA-TC.
Por Mailén Maradei y Sofía Vitale
“Un libro es un organismo vivo” predicaban los afiches verdes que empapelaron el TNA-TC los tres días que duró la segunda edición de Volumen, Escena editada, el 24, 25 y 26 del pasado agosto. La premisa del evento fue una idea que Gabriela Halac, editora, artista y curadora del evento tomó del escritor mexicano Ulises Garrión, quien afirma que todos los libros están condenados a desaparecer y, paradójicamente, esa fatalidad los vuelve vitales como organismos. Este encuentro entre editoriales y artistas tuvo como objetivo pensar la relación del libro y la escena contemporánea. Hubo venta y exposición de libros de parte editoriales independientes. Además, se desarrollaron talleres, lecturas performáticas y espacios de reflexión en todo el teatro.
El evento se inauguró con la presentación del libro de Publicaciones TNA - TC, ¿Qué es un libro contemporáneo? que reunió lecturas intercaladas de Ariel Farace, Gabriela Halac y Marcos Perearnau sobre el concepto de “libro” en la sala Luisa Vehil. Comenzó Farace definiendo etimológicamente la palabra “libro” y haciendo referencia a su materialidad. Siguió Perearnau contando un proyecto que comenzó el año pasado, los días que estuvo desaparecido Santiago Maldonado, mediante el cual tuvieron contacto con personas a las que había tatuado. La lectura de anécdotas en primera persona estuvo acompañada por la reproducción de She´s like a rainbow de los Rolling Stones, que por más latoso que suene en el parlante de un celular, siempre genera un clima de bienestar. Luego, la lectura de Halac se focalizó en la fatalidad de los libros condenados a desaparecer. Una vez que terminaba la ronda, volvía a empezar en el mismo orden.
Otro de los eventos importantes del encuentro fue el espectáculo performático Oda a mis tetas de la actriz, dramaturga y poetisa Camila Villada y el músico Marcos Bueno.
“Un día nos propusimos decir poesía y terminamos por hacer música, teatro y poesía. No supimos cómo convertimos un concierto de palabras leídas en este des-concierto. No actuamos pero tampoco hacemos música y apenas sabemos recitar unos versos. Lo hacemos todo sin técnica. Oda a mis tetas es nuestro pequeño homenaje a ese territorio del encuentro, imposible de definir aún en la completa evidencia de que existe. Un lugar entre el teatro, la música y la poesía”, así se anunciaba en el programa de mano la lectura performática que ambos artistas presentaron en la sala Luisa Vehil. Con un vestido rojo y turquesa, una flor en su pelo y una sala atestada de personas esperándola, Camila inició el espectáculo con un lamento que transmite dolor y una profunda emotividad. Acompañada por la guitarra de Marcos Bueno y una melodía melancólica, su recitado comienza. Así, el espectáculo va atravesando diferentes momentos. Con crudeza, desparpajo, calidez y toques de humor, la actriz trans cuenta experiencias de su vida que están atravesadas por la búsqueda de la identidad, la prostitución, los amores fallidos, la soledad y la incomprensión. Al mismo tiempo, el espectáculo une diferentes disciplinas: la performance, el recitado, el teatro y la música.
La lectura de Halac se focalizó en la fatalidad de los libros condenados a desaparecer.
A las seis de la tarde del día viernes, la sala Luisa Vehil volvió a llenarse con espectadores que esperaban escuchar al escritor mexicano Mario Bellatin quien llegó con una especie de kurta hindú azul y un bolso que parecía para un delivery de comida. Aunque el encuentro estaba anunciado en el programa como “lectura”, fue un monólogo del autor, con muchos pasajes humorísticos, en el que contaba sus experiencias adversas con los grandes sellos editoriales que lo llevaron a comenzar con su proyecto “Los cien mil libros de Mario Bellatin”. Harto de no sentirse dueño de sus propios libros, el escritor decidió editar por su cuenta cien obras de mil ejemplares muy pequeños, de formato estándar que se vendían sin un precio fijo. Su acto vanguardista fue convertir el propio proceso de escritura en una obra de arte. De hecho, para difundir su obra, guardaba estos pequeños libros en una valijita de madera y se instalaba con una mesa y silla portátiles y un banner de fondo con la inscripción “Los cien mil libros de Mario Bellatin” en uno de los vértices. Recorrió ferias como la de Guadalajara, una de las más grandes del mundo, o zonas más pobres como Acapulco, esperando que los guardias de seguridad lo echaran y también frecuentó los círculos de la alta sociedad. Esa diversidad generó que por un mismo libro le ofrecieran cantidades mínimas o exorbitantes. La charla terminó con un intercambio de preguntas y debates acerca de las editoriales independientes y su resistencia a ser absorbida por los grandes monopolios.
El espectáculo va atravesando diferentes momentos. Con crudeza, desparpajo, calidez y toques de humor, la actriz trans cuenta experiencias de su vida que están atravesadas por la búsqueda de la identidad, la prostitución, los amores fallidos, la soledad y la incomprensión. Al mismo tiempo, el espectáculo une diferentes disciplinas: la performance, el recitado, el teatro y la música.
Muchas personas pasaron por Volumen Escena Editada entre artistas nacionales e internacionales con los libros y las editoriales independientes, y un público inquieto. Esta segunda edición permitió sumergirnos en los debates sobre la relación entre la palabra escrita y el teatro. La concurrencia dejó abierta la posibilidad de una tercera en 2019.
