Eli Sirlin, Leandra Rodríguez, Agnese Lozupone y Jésica Tortul: iluminadoras con distintas trayectorias pero la misma vocación teatral por un rubro históricamente masculino. Tras el debate que se realizó en la Legislatura Porteña por la Ley de Paridad Teatral durante mayo, conversaron sobre la presencia de las mujeres en este sector y sobre su trabajo.
Por Mailen Maradei
Eli Sirlin no sabía que su carrera se desarrollaría en el ámbito de la iluminación. Después de recibirse de Arquitecta en la UBA, sus primeros pasos los dio en un seminario dictado por Ernesto Diz. Luego, empezó trabajando como asistente de luces en espectáculos de ópera, teatro y danza.
En teatro, Sirlin ha realizado el diseño de iluminación para espectáculos del circuito off y comercial y, en danza, se destacan sus trabajos para las compañías de Ballet Nucleodanza, El Escote y para las compañías del Teatro San Martín y del Teatro Colón. Experta en manejar cada lenguaje escénico, Sirlin describe su proceso de trabajo: “El diseño de iluminación de un espectáculo funciona como un manuscrito de capas superpuestas donde voy anotando cosas y, en función de conversaciones con el director y el escenógrafo, empiezo a pensar una idea general de iluminación. Luego esa idea se va desarrollando en los ensayos”.
Según el artista James Turrell, reconocido por sus trabajos con la luz y el color, “la luz es una sustancia poderosa”. Para generar emoción, aturdir, guiar, la luz genera estados emotivos en el espectador: “A veces, hay juegos intelectuales que deseo hacer con la luz pero me gusta más tratar de acompañar y divertir al público. El/la iluminador/a es un poco conductivo porque dirige la mirada del espectador hacia ciertos estados emotivos. Yo puedo hacer que el espectador vea o sienta lo que quiero. Lo puedo fatigar, molestar o entristecer pero considero que es muy importante que el diseño de luces esté en sintonía con el espectáculo”, define Sirlin, que fue galardonada tres veces con el premio Teatro del Mundo
De su vasta trayectoria, recuerda un espectáculo que realizó en el Teatro Cervantes junto a la coreógrafa Roxana Grinstein donde la iluminación fue realizada con velas, un desafío grande en términos lumínicos. “Queríamos lograr la sensación de que los personajes estaban en una cueva iluminada por velas. Para reproducir esta sensación, se utilizaron velas y una luz muy baja que rebotaba en la espalda de los actores semidesnudos. En ese mismo escenario, presentamos otra obra que hablaba sobre la relación entre un hombre y una mujer. Había un hombre que caminaba en línea recta y las mujeres alrededor del hombre. En esta puesta, la luz tenía que acompañar todo el tiempo los esquemas coreográficos de Rozana Grinstein. Fue un lindo desafío”, comenta la, también, directora de la carrera de Diseño de Iluminación de Espectáculos de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Actriz y directora, Leandra Rodríguez es otra referente ineludible. Su trayectoria alberga los diseños de iluminación de compañías de teatro. Aunque su formación está marcada por la dirección, llegó al oficio por una necesidad laboral. “Apenas terminé la secundaria, empecé a estudiar actuación y trabajaba en la boletería de un teatro. Desde allí, yo veía a las personas que entraban y salían, pero no lo que pasaba adentro, que era lo que me interesaba. En ese momento, para acceder a la parte creativa, solo podía hacerlo donde pudiera ofrecer una colaboración”, comenta la iluminadora de Cosas como si nunca.
Para Rodríguez, el proceso creativo forma parte de un “trabajo en equipo” donde la iluminación consiste en su “colaboración dentro del espectáculo”. Sin embargo, dentro de este proceso, distingue una cuota individual: “El proceso creativo comienza con la propia memoria donde aparecen cuestiones que me refieren a experiencias propias. Luego, mi trabajo es salir de la autorreferencia y generar un estímulo para el espectador similar al que recibí yo cuando leía el texto dramático o escuchaba al actor”.
Dice que su trabajo está atravesado “por un teatro que hace un aporte visual al espectador, donde muchas partes de la acción puedan comprenderse sin texto” y que también, para crear el diseño de luces, la inspira “el accionar del movimiento en el escenario”.
Sobre el rol de las mujeres en este ámbito, considera: “Las mujeres siempre estuvimos desvalorizadas y por eso, la lucha de este momento es la igualdad de derechos y oportunidades. En la escena, tengo la fortuna de participar como docente en la Licenciatura en Diseño de Iluminación de la UNA, donde cada año aumenta el ingreso de mujeres a la carrera. Este año ingresaron la misma cantidad de hombres y mujeres. Esto quiere decir que nosotras no nos autorelegamos a ciertas tareas”.
Agnese Lozupone fue iluminadora de Tiestes y Atreo, la última puesta en escena de Emilio García Wehbi que se presentó en la temporada 2018 del TNA – TC. Arquitecta y escenógrafa, su formación se completó a través de cursos de iluminación con Jorge Pastorino y Gonzalo Córdova. El puntapié inicial para dedicarse a la iluminación sucedió mientras trabajaba en un bar donde se realizaban shows de tango y le ofrecieron crear la puesta de luces. “Cuando diseño las luces, trabajo con imágenes de referencia que puedan explicar las atmósferas que me interesan para cada escena y empiezo a pensar cómo podría configurar la luz a partir de esa atmósfera”, comenta sobre su forma de trabajo. Y ejemplifica: “Para diseñar las luces que iba a trabajar en Tiestes y Atreo, estuve mirando la película Blade runner 2049. Esa película me sirvió para elegir los colores y el humo que hay en la representación”.
Desde otro plano, Jésica Tortul es estudiante avanzada de la carrera de Diseño de Iluminación en la UNA y se desempeña como técnica en el TC – TNA desde el año pasado. Ingresó al teatro a través de una convocatoria y es la única mujer en el sector. Por otra parte, desarrolla el diseño de luces desde hace siete años en obras de teatro independiente. “Conozco un montón de compañeras técnicas que desarrollan estas tareas en el circuito independiente pero en el oficial, hay pocas mujeres”, cuenta sobre la disparidad entre el circuito oficial y el off y enumera los casos que ella conoce de espacios teatrales donde ingresaron mujeres técnicas.
Iluminadoras y técnicas, estas y otras tantas mujeres trabajan en la escena nacional generando ideas y proyectos. Con sus trayectorias, inspiran a otras a seguir abriendo caminos en la escena teatral.
