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Monumento vivo: la remodelación del teatro

La reconstrucción del edificio del TNA – TC está en marcha y el arquitecto Marcelo Magadán, a cargo del proyecto, cuenta de qué se trata.

Por Joaquín Fioroni


El nuevo Cervantes no sólo encara cambios de paradigmas y programación. También lleva al hombro la promesa de reconstruirse a sí mismo, literal y ediliciamente hablando, para mantener el esplendor de principios de siglo XX y aggiornarse a las nuevas demandas escénicas. Especialista en reconstrucción de edificios históricos, el arquitecto Marcelo Magadán es una pieza clave en el TNA que se viene.

Consultor externo de todos los temas vinculados a la restauración, Magadán es un experto en el tratamiento de monumentos históricos. En Buenos Aires, participó de proyectos como la restauración de la Pirámide de Mayo, el traslado del mural de Berni, la fachada del Colón, del Abasto y las galerías Pacífico, entre otros espacios clave de la Ciudad como el Zoológico y el Planetario. En el resto del país, formó parte del equipo de las Ruinas de San Carlos, en Concordia. A todo su itinerario profesional, lo resume y concluye con un “acá, divirtiéndome”.

En cuanto a su tarea actual, el TNA- TNC, se trata de un proyecto que consta de dos etapas. La primera fue la restauración de la fachada; la segunda, está en proceso de estudio y será una intervención al interior del edificio.


Primero lo primero, ¿te gusta el teatro?

Por mi profesión, veo las cosas desde otro lugar. En un punto, esa dualidad de desconectarte con la realidad para conectar con el mundillo de una obra y por otro lado, ver las cosas desde los espacios y sus usos. Y eso es quizás un plus que uno tiene que otro publico no.

Es decir que, como espectador, ¿hay otra consciencia espacial al ser arquitecto?

Algo así. Por tu profesión, accedés a ver cosas muy únicas. Trabajando en el Colón me pasó. Fui el primer contratado, cuando era una simple idea, previa al master plan. Un día estaba arriba, por el paraíso. Terminé sentado solo, a oscuras, cuando había un pianista ensayando. Día de semana, a las tres de la tarde. Son ese tipo de situaciones raras e, insisto, muy mágicas de los teatros.


Antes de adentrarnos en los planos de la reforma, la pregunta ingenua, boba y “casera” pero necesaria: ¿va a quedar lindo? (risas)

Me río porque no puedo dejar de ver ciertos defectos y luego termino diciendo algo así como "no quedo tan mal". Uno es exigente y conoce cada detalle. Pero creo que es un cambio absolutamente notable. El teatro lo necesitaba. Y si, va a quedar lindo. Y amigable. Por ejemplo, lo que va a ocurrir con la nueva obra de Alejandro Tantanian va a ser muy interesante (se refiere a Sagrado bosque de monstruos, la obra dirigida por Tantanian y protagonizada por Marilú Marini a estrenar a fines de septiembre). La sala María Guerrero se va a transformar.


Cuando se trabaja con un patrimonio histórico nacional, ¿qué lineamientos son inquebrantables? ¿Hasta dónde pueden llegar las reformas?

Dentro del mundo de la restauración, encontrás edificios vivos y muertos. Las ruinas no reciben visitas, serían “edificios muertos”. Los teatros, sí. El problema básico es generar un equilibrio entre las propuestas de uso y reutilización con las necesidades de mantenimiento de ciertas áreas. ¿Cuáles son esas áreas? Áreas nobles, que caracterizan al lugar como el hall de boletería. foyer, salón dorado, sala Guerrero. Valorizás cada área, en un mapa con colores que significan cosas. Alto valor patrimonial en rojo, es lo que menos se puede tocar o con pautas de remodelación, como en el caso de la nueva obra con Marilú Marini. Puede haber cosas que tengan un nivel más bajo, áreas secundarias como los subsuelos del edificio donde podés hacer intervenciones más intensivas con modificaciones más profundas.


¿Errores en trabajos de restauración anteriores?

La idea es que siempre se siga viendo igual. Un error fue la fachada. Era de un material llamado "semi piedra". En los 60, con la fachada sucia y con problemas de mantenimiento, hicieron lo que se hacía en esa época. Para limpiarla, la arenaban, se les tiraba chorros de arena, impulsados con aire a una presión muy fuerte y la arena produce deterioro, la erosión de los materiales de construcción. Antes era algo liso, con un peinado típico de la época y se convirtió en algo totalmente carcomido por arena. Y para de alguna manera darle un aspecto "razonable", lo pintaron. Entonces, hoy, retirar esa pintura es muy complicado y costoso y te obliga a hacer lo que hubo que hacer.


¿El color original cuál era?

El color original era un poquito más marrón que el que está puesto. El color actual fue elegido por la comisión nacional de monumentos. Porque, como te decía, el edifico desde 1996 está declarado patrimonio nacional.


¿Qué hablaste con Tantanian la primera vez que te convocó?

Me explicaron qué querían. Ya conocía al Cervantes y sabía en el estado en el que estaba. En 1992, nos habían convocado desde la Asociación de Amigos para hacer controles de filtración y humedad -en aquel momento, inhabitable- y la idea era evaluar la fachada de la calle Libertad. Se les había dado un subsidio para restaurar la entrada por Libertad y la promesa de, al año, entregar otro subsidio para la Avenida Córdoba. Luego Menem nombra al teatro monumento histórico nacional. Al hacer esto, deja de ser responsabilidad de la secretaria de Cultura y empieza a haber responsabilidades del ministerio de Obras Públicas y eso hizo que se entorpeciera la obra durante doce años.


¿Antes que vos, el teatro no tuvo un arquitecto a cargo?

No, sólo un equipo de mantenimiento.


¿Había planos, al menos?

Hay dos antecedentes. Por 2010, hubo un proyecto. El gobierno español pagó un estudio de la situación que tenía el teatro. Ellos, entre otras cosas, levantaron planos. Empezaron a trabajar en 2016. Había un equipo de tres arquitectas que estaban contratadas desde Cultura y vinieron a completar los planos. Una de las chicas que forma parte del equipo actual, usó esa información de base. No había propuestas proyectuales. Buena parte de lo que se había pensado cambió porque como asesor se incorporó a un arquitecto y escenógrafo francés, Jean-Guy Lecat. Tiene una cabeza muy particular y conoce muchísimos lugares del mundo. Ha hecho cosas como construir una sala adentro de un matadero de Madrid. Vino con un enfoque totalmente distinto, a ver que se podía aprovechar de los rinconcitos del teatro.


Además de Jean Guy y vos, ¿cuántos asesores hay?

Hay 18 asesores. Trabajamos con equipos grandes, en cooperación constante. Tenés desde un coordinador operativo que lleva adelante la rehabilitación interior como lo es Juan Meoz hasta Francisco Girelli que se encarga de la investigación histórica.


¿Cómo te vinculás con la historia de lugar a la hora de accionar?

Es fundamental conocer la situación del edificio. Por un lado, tenés que hacer una investigación histórica y un estudio de la situación del edificio en ese momento. Son proyectos complejos y el abordaje de la información es también compleja. Realmente, tenés que formar un equipo. Trabajar en todo solo es la mejor forma de equivocarse. Estamos trabajando con un patrimonio absolutamente frágil porque lo que se destruye, se pierde para siempre, no hay manera de recuperarlo, como pasó con la fachada.


¿Qué áreas gubernamentales están implicadas?

El ministerio de Cultura de la Nación y el del Interior. Recientemente, el Gobierno de la Ciudad se sumó al proyecto y se hizo cargo de la iluminación. Colocaron columnas enfrente y otras, del lado Córdoba para iluminar de lejos la fachada. Hay un proyecto de ensanchar la vereda en el acceso a Libertad para que la gente cuando entra o sale no tenga que bajar a la calle.


¿Presupuesto estimado?

Se empezó con un presupuesto de 250 millones de pesos para la etapa dos. A valores del

año pasado, era otro dólar.


¿Qué pasa con los lugares de esparcimiento?

Está planteado hacer un bar, hay que recuperar esos espacios. Por otro lado, que el Salón dorado sea un espacio donde presentar un libro, un elenco o lo que sea. No se volvería a usar con gradas.


Última: ¿esta restauración la vivís como…?

Como un desafío. Me gustan. La diferencia que tiene la restauración a la construcción de obra nueva es que cada intervención te plantea una cosa distinta. Tenés que solucionar aspectos absolutamente particulares como, por ejemplo, levantar un boceto de la Casa Museo de Rogelio Yrurtia para poder cambiarle el soporte de madera que se lo habían comido las polillas.

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JÓvenes periodistas

Durante un año, 9    jóvenes de instituciones educativas públicas y privadas, con el acompañamiento de especialistas en la materia, llevan adelante un laboratorio-taller de periodismo y análisis de las artes escénicas, vinculado a la programación del Teatro. Este blog se propone como un espacio de reflexión y análisis a partir de la producción artística del TNA - TC. 

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