Cuatro periodistas y especialistas de teatro, Mercedes Halfon, Gabriel Isod, Laura Ferré y Carlos Pacheco, visitaron a les Jóvenes periodistas para discutir sobre la función del texto crítico en la actualidad.
Por Pía Fonseca y Emiliana di Pasquo
¿Cómo se realiza una buena crítica? ¿Qué rol cumple hoy el crítico? ¿Se critica lo que funciona del espectáculo o se recomienda la obra? ¿Si la obra no gustó se ignora el esfuerzo de producción que hay detrás? ¿Hay lectores de críticas?: de repente, la mesa de sumario de Tramoya 2.0 se fue por las ramas y les jóvenes periodistas entraron en colapso un miércoles lluvioso de septiembre.
Los deseos de hacer laten fuerte pero la inexperiencia y las dudas impulsadas por los miedos, limitan. Ante la crisis de profesión que atormentaba a les integrantes del grupo, se lanzó la luminosa señal al estilo Batman para que vinieran cuatro “salvadores” a hablarles sobre el oficio: Carlos Pacheco, Gabriel Isod, Mercedes Halfon y Laura Ferré.
Si bien en los encuentros aparecieron más dudas que certezas y surgieron pocas definiciones, los especialistas se refirieron al trabajo de la crítica en este momento. La premisa la aportó Isod, crítico del diario La Nación, recibido en la UNA: “Cada obra impone un juego… por lo tanto se juzga a la obra por su propios límites”. Luego, como dramaturgo y docente de historia del arte dramático, reflexionó: “La mirada profesional a veces atenta con la idea de que algo puede ocurrir en escena”.
Esto se relaciona de manera directa con la percepción de Halfon, egresada de la carrera de Artes Combinadas de la UBA: “El texto tiene que dar cuenta de una idea sobre una posible interpretación del espectáculo. La constante formación en distintos ámbitos artísticos me ayudó a saber desde qué abordaje escribir”, explicó la periodista cultural y crítica de teatro del suplemento Radar del diario Página/12.
Ahora bien, ¿cómo estructurar ese texto para los medios papel? En este aspecto, los cuatro invitados remarcaron “el valioso espacio en la gráfica”, pero solo dos hicieron un aporte clave. Para Halfon, “no hay que poner datos demasiado fríos y la información se da de a poco”. Isod habló sobre la revisión final del texto y recomendó hacerse dos preguntas: ¿Está diciendo algo esta oración? ¿Lo puedo decir con menos palabras?
Sin embargo, escribir crítica trae consigo un viejo debate: el uso de la primera persona. En este sentido, Isod es quién “está en un tironeo constante”. Al dar sus primeros pasos en un blog propio, que aún actualiza, su escritura partió desde una mirada más subjetiva e impune. “Se escribe en tercera porque se piensa que la verdad está escrita en ese formato. Hay toda una discusión en torno a eso. Al invisibilizar el YO, empiezo a pensar que es el medio el que lo está diciendo y no quien vivió la experiencia”, dijo.
La conciencia sobre el tipo de lector es algo presente en el mundo de la crítica, lo que incluye la realización de un texto atractivo. “Uno escribe para el lector, no para el artista”, aportó Carlos Pacheco, periodista de larga experiencia en la mítica revista La Maga y hoy en La Nación. “Hay que explicarle al lector qué es lo que va a ver”, aclaró para luego hacer una apreciación: “Creo que los períodos más importantes del teatro argentino son los que condicionan a los críticos, es decir, cuando ocurre un fenómeno nuevo y no sabés cómo explicarle al público qué va a ir a ver”. Es importante, entonces, la búsqueda de acontecimientos distintos a los que el especialista estaba acostumbrado a analizar: “Si voy al teatro oficial o al comercial ya sé lo que voy a ver; lo más interesante siempre es ir al circuito alternativo y ver qué hay de nuevo. Pero ahora no está pasando nada disruptivo”, opinó.
La perspectiva diferente la dio la periodista cultural de la agencia Telam, Laura Ferré, quien se refirió al problema de escribir para los distintos medios de todo el país que “quizás nunca vean la obra”: “El contenido es leído por editores o redactores jefes de sección por lo que hay que ser muy cuidadoso con los datos y darles un plus además de la crítica, como la entrevista al director”, explicó la redactora que tiene “levantadores seriales de notas sobre teatro en Formosa”.
Hasta el momento, palabras más o menos, les invitados coincidieron en sus opiniones sin preverlo con anterioridad. Otro elemento común denominador fue la expresión de terror a la hora de contestar la pregunta “¿cómo se escribe una crítica?”. Por lo que a les jóvenes periodistas les quedó claro que ese interrogante les acompañará toda su carrera, cada vez que estén frente a una hoja en blanco. Para alivianar la situación, la mejor frase fue la de Halfon: “El lugar del crítico es una relación complicada”.
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