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La filosofía no es la madre de nadie

En el marco del Área de Gestión de Públicos, los sábados de septiembre fueron destinados a pensar la actividad teatral en torno a tres disciplinas: literatura, mitología y filosofía. El último ítem, a cargo de Horacio Banega, tuvo lugar el sábado 15 de septiembre y permitió abordar no sólo cuestiones éticas y estéticas sino también problemáticas sociales de esta coyuntura.

Por Joaquín Fioroni






“Me dedico a la filosofía, qué cagada”: así abre la charla Horacio Banega. Es Doctor en Filosofía por la UBA o, en recientes títulos trendy de Clarín es “El Merlí argentino”. Además de intelectual, es actor. De ahí la comparación, aunque parece que el mismísimo autor de la serie catalana le regaló el título al gran diario argentino. Se conocen y el mote que le puso su colega no es equívoco: durante las dos horas de conversación Banega logra mezclar reflexión con humor, participación del público con sagaces análisis propios. Así, enhebra la programación del TNA- TNC con los grandes planteos filosóficos. Surfea varias olas. La del sentido de la vida –en relación al infantil El hombre que perdió su sombra– y arroja la problemática del suicido, abordada en En lo alto para siempre. La arroja, porque enfrente tiene a un grupo de docentes. Será por eso que desde el comienzo, advierte: “Es un momento que nos obliga a estar cada vez más atentos, como hace diez o veinte años no estábamos obligados a estarlo. Lo único que vence al tiempo, es la educación”.

El cauce inevitable que tomó la charla será ese: la creciente tasa de suicidio y el qué hacer, qué rol nos toca frente a lo inexplicable, a eso donde la ciencia escatima en respuestas, pero quizás el arte no. Antes de llegar a ese punto, Banega empapa a los asistentes con conceptos y nociones. Arma un territorio fértil para el debate. Y logra justificar el entrecruzamiento de la filosofía y el teatro. “No hay más filosofía”, dispara. “Hay filosofías. La filosofía no es madre de nadie, contrario a lo que algunos manuales siguen diciendo. Madre de todas las ciencias, no. Ni madre, ni padre de nadie. Es una actividad intelectual más, llena de nociones y múltiples ramas. Así, la relación entre filosofía y teatro nace justamente con la filosofía y el teatro. Cuando surge la filosofía en Grecia, también surge el teatro en ese mismo imperio. Y surgen para poder congeniar al mismo tiempo la sin razón o la locura. La manera que tiene la sociedad griega de resolver la locura. La locura es la guerra civil. La locura es creer que cada uno tiene la razón en sí misma y para sí. De este modo, el teatro cumple una función etico cívica en la cultura ateniense. Trata de formar ciudadanos para la convivencia pacífica”, dice.



En El hombre que perdió su sombra, sale a flote la cuestión de si podemos vivir sin religión. “Esta sociedad pide religión a gritos. En todas las series americanas, piden un dios que venga a salvarnos”: Banega recorre procesos históricos y culturales para contextualizar la historia de Peter, el protagonista del musical realizado durante este año en el Cervantes, que parte de una reescritura de la obra de Van Chamisso. El personaje de Peter intercambia su sombra por una fortuna inacabable, cambia lo inmaterial por lo material. Una paradoja que sólo el arte puede plantear, según Banega. La relación que el filósofo plantea gira en torno a cómo el proceso de modernización –con la consolidación del capitalismo y la autonomía de la política respecto a la religión– generó una moral propia, libre de dioses, ahora “desterrados de la vida pública”. La obra, entonces, plantearía las vicisitudes que acarrea ser la propia ley. Qué “daño colateral” traen nuestras acciones. Lo que la obra nos muestra es lo que no se puede prever: Peter no tuvo en cuenta en su cálculo racional, las consecuencias no deseadas de su acto. Por consiguiente, vivimos en un mundo de incertidumbre. No podemos prever todos los efectos de nuestras acciones. Y mucho menos las consecuencias no deseadas o los efectos colaterales. Así, sería propicio preguntarnos –arroja, con algo de ironía y otro algo de lástima, otro interrogante– ¿tres millones de personas arrojadas bajo la línea de la pobreza es un efecto colateral para sanear la economía?


“Hay filosofías. La filosofía no es madre de nadie, contrario a lo que algunos manuales siguen diciendo. Madre de todas las ciencias, no. Ni madre, ni padre de nadie. Es una actividad intelectual más, llena de nociones y múltiples ramas. Así, la relación entre filosofía y teatro nace justamente con la filosofía y el teatro. Cuando surge la filosofía en Grecia, también surge el teatro en ese mismo imperio. Y surgen para poder congeniar al mismo tiempo la sin razón o la locura. La manera que tiene la sociedad griega de resolver la locura. La locura es la guerra civil. La locura es creer que cada uno tiene la razón en sí misma y para sí. De este modo, el teatro cumple una función etico cívica en la cultura ateniense. Trata de formar ciudadanos para la convivencia pacífica”, dice H. Benega.

En el ambiente sobrevuela otra idea, más difícil de poner en palabras. Y es la sensación de cuántos significados puede esparcir un hecho artístico.

Cuántos interrogantes puede tematizar una obra infantil. Cuántas reflexiones y criticas incisivas, plasmadas en un lenguaje para les niñes. Y claro, aunque imposible de explicar, sucede.



La segunda obra que se cuestiona es La vida extraordinaria, de Mariano Tenconi Blanco. Acá el eje estará puesto en la idea de amistad. Y de cómo en un mundo inestable –con un sistema falible e imprevisible– lo único que nos pude sostener es la amistad. Nuevamente el dardo de la filosofía da en el blanco de lo caótico de la existencia. En un mundo utilitarista, la amistad aparece como ese condimento inútil y asociado al orden del derroche y exceso (de tiempo, de afectividad, de dinero). “La amistad justamente es lo que tiene de extraordinaria esa vida por más que esté planteada en el fin del mundo, con un desarrollo justamente que intenta relacionar con el origen de la humanidad y del mundo. Lo extraordinario es que se puede sostener un vinculo en los momentos en que los vínculos están líquidos, en los que todo se disuelve, que nadie sabe muy bien cómo llega a esta noche, a cuánto estará el dólar. La amistad es el vinculo que te permite sostenerte frente a la inestabilidad del capitalismo”, dice Banega.

La tercera obra en que se detiene Horacio Banega es en Cosas como si nunca, de Beatriz Catani. Una de las obras más crípticas de la programación 2018 a la que Banega define como “la obra más realista que tiene y tuvo este teatro en su cartelera” porque ve en ella “el frío de alguien que diseca nuestro imaginario diciendo ‘miren, acá no hay ni nunca hubo una Nación’”. La obra es un recorrido por la literatura argentina, que incluye una proyección de una película y una payada en escena. Si anteriormente nos preguntábamos por el sentido de la vida y el de la amistad, acá nos preguntamos en qué lugar vivimos y por qué lo llamamos Nación. Banega señala con maestría la problemática de naciones imaginarias y esta noción con delay que estamos teniendo en torno a las otras naciones –como los mapuches– que generan cortocircuito respecto a lo que imaginamos como territorio en general y a nuestra idea de una Buenos Aires no latina, sino europeizada.

Por último, Banega llega a donde quería llegar: “Es un lindo sábado, empezamos con el sentido de la vida y terminamos con el suicido”. A partir de En lo alto para siempre, basada en un cuento de David Foster Wallace, puso sobre la mesa la problemática del suicido. Y lo intenta traccionar, por medio de esta excusa de pensar al teatro, hacia las aulas. Más que citar a autores y desplegar teorías, en esta ocasión Banega opta por abrir el debate. Darles la palabra a los docentes, testigos de primera mano de la realidad juvenil. Antes, sin embargo, suelta: “Quizá lo insoportable de la existencia se sostenga con la amistad y el arte. Quizá la poesía sea aquello que se pueda liberar de lo insoportable de la existencia y ojalá los jóvenes descubran más rápido el camino del arte”.

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JÓvenes periodistas

Durante un año, 9    jóvenes de instituciones educativas públicas y privadas, con el acompañamiento de especialistas en la materia, llevan adelante un laboratorio-taller de periodismo y análisis de las artes escénicas, vinculado a la programación del Teatro. Este blog se propone como un espacio de reflexión y análisis a partir de la producción artística del TNA - TC. 

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