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La crítica al artista snob

Actualizado: 11 sept 2018

Mientras se ensaya Enobarbo de Alejandro Acobino con dirección de Osqui Guzmán, los jóvenes periodistas empezaron a investigar acerca de otras obras del autor: Absentha y Rodando. Por un lado, los poetas que se creían malditos y el espejismo que les genera el hada verde; y por otro, un pretencioso guionista en silla de ruedas que no puede ver más allá de su roadmovie.

Por Guadalupe Taborda Goldman






Ante la sugerencia de Ana Sánchez, directora teatral de Absentha, de por qué no moría uno de los poetas, Alejandro Acobino respondió: “Estos tipos no merecen ni la muerte”, para referirse a un posible final dramático para sus personajes.

Tres hombres absurdamente patéticos que cursan en un aula deprimente junto al profesor alcohólico, ponen en discusión la verdad acerca de ser poeta. El coordinador, Lato (Fernando Migueles) decide cómo es la manera correcta de escribir. Los integrantes del taller son Gapo (Germán Rodríguez) el engreído de la clase, Mamu (Rodolfo Demarco) el desagradable y Aitor “el Vasco” (José Mehrez) el introvertido, según el día. A lo largo de las clases aparecen términos como haiku invertido, cadáver exquisito, polipoesía, técnica del rupturismo, invectiva o “mierda del otro”, arcaísmo del futuro y el gran preludio al poema maldito. Estos conocimientos son los que invitan a los espectadores a sentirse parte de la enseñanza de Lato. Cuando el profesor trae una bebida verde al aula y comienzan a sentirse de una manera extraña, Lato introduce el tema de los poemas malditos. En el momento en el cual los poetas del oscuro taller porteño beban el primer trago de absenta, cada uno soltará el suyo. Este es el efecto que el mito sostiene: quien beba absenta, será poseído por el hada verde que le hará expulsar el poema maldito que todo escritor lleva dentro.

El dramaturgo quizás plantea una elipsis de tiempo, cuando comienzan a expulsar sus versos: probablemente se encuentren en Francia a fines del siglo XIX, cuando la absenta no estaba prohibida. La historia de esta obra se crea por la percepción poética de Acobino, quien en la primera hoja agradece a Gabriela Yocco, profesora que tuvo alguna vez en un taller de poesía. Además parte de una idea de Rodolfo Demarco que les dio las características principales a los personajes e incorporó la incógnita de la absenta.

En una de las charlas, Rodolfo Demarco propuso la idea de un taller de poesía y la aparición de la absenta. “Parecía que Aco iba a coparse para el laburo, entonces lo convocamos, y escribió Absentha”, cuenta Germán Rodríguez, actor de Compañía La Fronda, junto con los actores de la obra, Florencia Sacchi y Ana Sánchez.

“Como grupo teníamos pendiente hacer una obra escrita”, dicen los chicos de La Fronda que tuvieron la oportunidad de conocer a “Aco”. En una de las charlas, Rodolfo Demarco propuso la idea de un taller de poesía y la aparición de la absenta. “Parecía que Aco iba a coparse para el laburo, entonces lo convocamos, y escribió Absentha”, cuenta Germán Rodríguez, actor de Compañía La Fronda, junto con los actores de la obra, Florencia Sacchi y Ana Sánchez.

“Aco se ponía en crisis, abría su mundo, su oscuridad y los ponía como material de trabajo, porque tiene una mirada crítica en la que él también se ponía en riesgo, ya que era artista. Cuando aparece el delirio 'acobinesco', que es tan divertido, siempre está cruzado con una cuestión social muy interesante. Es opuesta a la idea que tiene uno de un artista como alguien que conecta con el sufrimiento de su sociedad o con algo que va más allá de su ombligo”, dice Rodríguez sobre la mirada crítica de Acobino al rol del artista en la sociedad argentina. Agrega que la crítica al artista snob aparece muy seguido en las obras de Alejandro, tanto en Rodando como en Absentha, pero también en Hernanito, Continente Viril y en una obra que sólo es conocida por los lectores de Acobino, Enobarbo, que estrenará finalmente en el TNA-TC, con la dirección de Osqui Guzmán, a fines de octubre.



El protagonista de Rodando también se refiere a su personaje en ese premiado unipersonal: “Le damos con un caño porque, en realidad, es un boludo que está haciendo una película independiente con dos mangos y lo lindo de eso es que no puede ver más allá de su película” El proceso creativo de la obra se inició por un texto borrador del actor llamado Descartable, pero cuando invitó a Acobino a ser parte del proyecto, fue para otro lado.

Los compañeros de la escuela de teatro y del curso de dramaturgia empezaron a trabajar con el unipersonal “Él hacía años ya había estrenado Continente Viril, y no había estrenado nada nuevo, nos vino muy bien a los dos, fue muy lindo y nos potenció.” Sigue Germán Rodríguez, “Me decía que era muy literal el texto, no tan teatral. Empezó a seleccionar cosas, a reescribir y ensayábamos. Fue un trabajo sobre la oralidad, ensayar, grabarme, escuchar. La verdad que escribimos juntos pero la dramaturgia es de él.”

El protagonista de Rodando también se refiere a su personaje en ese premiado unipersonal: “Le damos con un caño porque, en realidad, es un boludo que está haciendo una película independiente con dos mangos y lo lindo de eso es que no puede ver más allá de su película”

Otros aspectos de la obra como el diseño de luces, la utilería, el vestuario se fueron sumando al proyecto a medida que avanzaba. “Fue un laburo de bastante tiempo, en los últimos meses antes de estrenar se sumó José Mehrez, que nos bajó un poco de tanta cosa y nos ayudó con asesoramiento artístico: la estética, los colores, la silla.” Buscaban cuestiones muy estéticas en Rodando, como que el personaje tuviera un traje violeta, botas rojas de vaquero, que fume cigarrillos marlboro, etc. pero cuando llegó Mehrez los bajó del universo y delirio acobinesco. Este personaje en silla de ruedas es un tipo soberbio y juega que hace arte (siguiendo el ejemplo de muchos personajes del dramaturgo). Sin embargo al momento de elegir su apariencia y cuando recién estaban encontrando la marca del guionista snob “¡tiene bigote!”, le dijo Acobino a Germán… esas cuestiones las pensaba mucho el dramaturgo.

La pluma de Alejandro Acobino permite al espectador reírse del artista snob pero también permite encontrar las cualidades humanas de estos personajes, con los cuales todos nos sentimos un poco identificados.


Ficha Técnica

Enobarbo, de Alejandro Acobino

Con Manuel Fanego, Pablo Fusco, Leticia González de Lellis, Osqui Guzmán, Javier Lorenzo, Fernando Migueles, Pablo Seijo 

Música original Tomás Rodríguez

Iluminación Facundo David

Vestuario Gabriela Aurora Fernández

Escenografía Mariana Tirantte

Dirección Osqui Guzmán

Estreno: 18 de octubre hasta el 10 de diciembre

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JÓvenes periodistas

Durante un año, 9    jóvenes de instituciones educativas públicas y privadas, con el acompañamiento de especialistas en la materia, llevan adelante un laboratorio-taller de periodismo y análisis de las artes escénicas, vinculado a la programación del Teatro. Este blog se propone como un espacio de reflexión y análisis a partir de la producción artística del TNA - TC. 

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